El rescate a la banca sigue elevando su factura más de una década después del estallido de la burbuja inmobiliaria. El Banco de España ha estimado este miércoles el coste neto de las ayudas al sector financiero (dinero aportado menos el recuperado y que se esperar recobrar) en 65.725 millones de euros, un 2,1% y 1.376 millones más que el año pasado y un 7,1% y 4.359 millones más que en el 2013, cuando realizó el primer cálculo.

El deterioro se debe a tres factores principalmente. Por una parte, la caída en bolsa de Bankia ha provocado que la cantidad que se estima recuperable en la entidad se haya reducido en otros 297 millones, hasta los 9.560 millones, frente a los 24.069 millones inyectados y los 3.083 millones ya devueltos. Los datos son del cierre del 2018 y la cotización ha continuado bajando, con lo que actualmente la cifra reembolsable será aún menor con toda probabilidad.

Además, el valor de la participación pública en la Sareb sigue hundiéndose debido a los continuos números rojos del llamado banco malo. El Estado aportó 2.192 millones de euros a la firma y ya ha tenido que asumir unas pérdidas contables de 2.024 millones, 382 millones más que en el 2017 y un 92% del total inyectado.

ESCASA RECUPERACIÓN

Asimismo, las pérdidas por las garantías que se concedió a los bancos que se quedaron con entidades intervenidas han aumentado en 772 millones, principalmente por los apoyos al Sabadell para que se quedase la CAM y al BBVA para que se hiciese con Unnim. Frente a todo ello, las ayudas recuperadas solo han aumentado en 75 millones, hasta los 5.225 millones (no se incluyen las de Bankia porque están depositadas en su matriz, BFA).

El calculo del Banco de España incluye tanto el coste neto de las ayudas aportadas por el Estado (42.561 millones) como el soportado por el Fondo de Garantía de Depósitos, que se nutre de las aportaciones de los bancos pero está gestionado por el sector público (23.164 millones).