El ascensor social sigue averiado. Hubo un tiempo en España en el que la norma era que los hijos iban a vivir mejor que los padres, pero duró poco, desde mediados de la década de los 60 hasta los 90. Entonces el ascensor social frenó y apareció una nueva realidad: hijos e hijas que heredarán en mayor grado la clase social o el nivel de ingresos de sus padres y madres. Es decir, los hijos de los padres ricos serán ricos y los de los pobres serán pobres.

«En España, el hijo de un padre con ingresos altos ganará el 40% más que el de un padre con ingresos bajos. Un porcentaje que en el caso de países como Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Noruega se reduce al 20%». Es uno de los ejemplos que pone en evidencia el informe Desigualdad 1-Igualdad de oportunidades 0, que publica la oenegé Oxfam Intermón coincidiendo con el inicio del Foro Económico Mundial de Davos que reúne en suiza a los principales líderes económicos, empresariales y políticos del mundo.

Según este informe, la intensidad de esa transmisión de la pobreza y la riqueza está condicionada por el nivel de desigualdad de la sociedad: a mayor desigualdad, más condicionados estarán niños y niñas por el hogar en el que han nacido, la igualdad de oportunidades será menor y habrá menos opciones de movilidad social. Y ahí se solidifica el problema, pues, según un estudio de la OCDE, en España hacen falta al menos cuatro generaciones para que una familia del 10% más pobre llegue a la escala de ingresos de una familia media, lo que significa, aproximadamente, alrededor de 120 años de espera.

Y ese es el principal motivo de la avería del ascensor social español, la desigualdad. Una desigualdad que nos lleva al cuarto puesto del ranking de países más desiguales de toda la UE. «Son los países más equitativos y en los que hay políticas redistributivas más fuertes donde hay más movilidad social», se afirma en el informe. Este señala la debilidad de la economía española para explicar que la idea de que los hijos iban a vivir mejor que los padres concluyó cuando «terminó la modernización de la economía y el sector servicios pasó a ser el predominante».

La precarización del mercado del trabajo «es una de las mayores causas de la desigualdad en nuestro país», prosigue el documento de Intermón Oxfam. Las rentas del trabajo, es decir, los sueldos, reducen su peso en la economía. Ello origina que las desigualdades entre aquellos que viven de su trabajo y aquellos que viven de su dinero aumenten. E Intermón Oxfam atribuye parte de esa precarización a las políticas públicas llevadas a cabo por los diferentes gobiernos.

CAMBIO DE TENDENCIA / Esa reducción del peso de los salarios sobre el PIB tiene como consecuencia un menor crecimiento de la clase media, que crece 12,5 puntos porcentuales menos que en Francia y 16,4 puntos menos que en Suecia. Así, mientras hasta el comienzo del milenio la cantidad de personas incluidas en el grupo de las más pobres o en el grupo de las más ricas fue disminuyendo en España y, en consecuencia, aumentaban las que formaban parte de las clases medias, que llegaron a aglutinar a siete de cada 10 personas, a partir del 2000 se invirtió la tendencia: uno de cada seis hogares de clase media pasó a formar parte de los más pobres y paralelamente el grupo de los más ricos comenzó a crecer.

La pobreza durante la crisis aumentó cuatro veces más de lo que se ha reducido con la recuperación. Según la Oficina Europea de Estadística, conocida como Eurostat, entre el 2008 y el 2014 el porcentaje de hogares cuyos ingresos estaban por debajo del umbral de la pobreza se incrementó en 2,4 puntos, y desde que se inició la recuperación este indicador solo se ha reducido en 0,6 puntos. Si se excluyen a las personas mayores de 65 años, la pobreza se incrementó en 5,8 puntos, alcanzando al 24,6% de la población menor de 65 años, y los cinco años de crecimiento solo han podido reducirla 1,4 puntos. De hecho, según el informe, si España mantiene el ritmo actual, se necesitarán 11 años más para volver a los niveles de desigualdad previos a la recesión, cuando se situaba en el puesto 11 de los 27 países de la UE.

Los hogares pobres y los de clase media que se empobrecieron con la crisis han sido «los grandes olvidados» de la recuperación. Así, entre el 2013 y el 2016, 19 de cada 100 euros de crecimiento fueron para el 10% de los hogares con las rentas más altas, prácticamente lo mismo que llegó al 30% más pobre, y hasta cinco veces de lo que acabó en manos de los hogares en mayor situación de pobreza.

Tras una década, la distancia entre los más ricos y los más pobres ha crecido. Así, mientras que, en el 2008, el 10% de los hogares más ricos contaban con 9,7 veces más ingresos que el 10% de los más pobres, en el 2017 tienen 12,8 veces más. España es, tras Bulgaria, el país europeo donde más ha crecido esta desigualdad.

brechas de sexo / Las mujeres se siguen llevando la peor parte con los empleos más precarios y peor remunerados. Una de cada cinco mujeres tuvo en el 2014 una remuneración baja, es decir, ganaba menos de 6,6 euros por hora, frente a uno de cada 10 hombres. El principal motivo es que las mujeres suelen tener puestos de trabajo en hostelería, servicios domésticos y los cuidados, que son «menos valorados social y económicamente». Trabajan, además, jornadas más cortas. La mayoría desearía hacerlo a tiempo completo. El término se llama subocupación y sus consecuencias las sufren principalmente ellas.