Los ingresos reales de las familias españolas crecen, aunque a la mitad de velocidad que lo hace la macroeconomía. Así lo constatan los últimos datos publicados ayer por la OCDE, que también revelan que la tendencia española se materializa a la inversa en el conjunto de las economías más avanzadas.

El PIB per cápita, es decir, la riqueza total de un país dividida por el número de habitantes, creció durante el primer trimestre del 2018 en la media de la OCDE al 0,38%, mientras que los ingresos reales de los hogares lo hicieron a casi el doble de velocidad, al 0,65%. En España, por el contrario, el PIB per cápita y el ingreso real de las familias creció casi al mismo nivel, el 0,61% y el 0,63%, respectivamente.

En un año el PIB per cápita español aumentó en 2,67 puntos, mientras que los ingresos de los hogares lo hicieron 1,28 puntos. El crecimiento para el ciudadano no sólo subió a un ritmo menor, sino que viene de niveles inferiores. Mientras que en la OCDE, los ingresos de las familias están 1,67 puntos por encima del PIB per cápita, en España se sitúan 7,52 puntos por debajo. En el último año el PIB per cápita español se elevó en 2,67 punto, casi la mitad (1,28) que el dinero que disponen las familias.