Deliveroo irá hasta el Tribunal Supremo para defender su modelo laboral y que sus repartidores son trabajadores autónomos. La empresa digital de reparto ha impugnado la última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), hecha pública el pasado 23 de enero y que afectaba a un total de 532 'riders', y recurrirá el caso ante el Tribunal Supremo. Así lo ha confirmado la empresa a preguntas de EL PERIÓDICO: "Para Deliveroo esta sentencia no refleja la forma en que los 'riders' colaboran con la compañía por lo que la hemos recurrido", afirman fuentes de la compañía.

Este será el primer caso de una empresa digital de reparto que llegue en España hasta el Tribunal Supremo y su veredicto constituirá la primera piedra que asiente jurisprudencia sobre si los repartidores de empresas como Deliveroo, Glovo o UberEats son falsos autónomos o no. Para que una doctrina asiente jurisprudencia y sirva de referencia para el resto de instancias judiciales en España es necesario que haya dos fallos sobre casos similares y que fallen en la misma dirección. Deliveroo opera actualmente con más de 1.000 repartidores en toda España, según datos de la propia compañía. Glovo es la que más recaderos tiene, con alrededor de 7.000.

Hasta ahora Deliveroo se ha encontrado con sentencias de signo contradictorio en los juzgados de primera instancia. Algunas, las que secundaban su criterio, consideraron que los repartidores estaban correctamente encuadrados como trabajadores por cuenta propia. La flexibilidad de las formas de trabajo y la ausencia directa de una jerarquía o rutina de trabajo predeterminada han sido los argumentos que hasta ahora han blandido los magistrados que han fallado a favor de la tesis de que los 'riders' deben ser autónomos. Y así lo cree también Deliveroo: "Es esta la modalidad de colaboración que permite a los 'riders' tener el control y los beneficios que el trabajo bajo demanda les proporciona", declaran desde la firma.

Batalla jurídica

La justicia española también ha emitido sentencias de signo contrario, en la que los magistrados han considerado que los repartidores deberían estar contratados como asalariados por la empresa, pues la suya no es una relación entre iguales y existe una subordinación. Esta corriente ha argumentado que los repartidores carecen de capacidad organizativa propia y que sin el algoritmo no podrían ejercer, que la empresa penaliza indirectamente a los repartidores que rechacen trabajar en determinadas horas y que ello representa una relación de poder.

La Inspección de Trabajo se ha mostrado unánimamente partidaria de dicha intepretación y así lo ha plasmado en las actas levantadas en ciudades como Barcelona o Madrid; donde ha requerido a Deliveroo cuantías millonarias en concepto de cuotas atrasadas a la tesorería de la Seguridad Social. Pues la cotización que paga un trabajador autónomo es menor de la que debería asumir la empresa si este fuera un asalariado (además de los costes laborales asociados a vacaciones pagadas, bajas y otros).

Las principales empresas del sector, como Deliveroo o Glovo, llevan meses demandando al Gobierno que reforme la legislación actual para validar de manera explícita el modelo laboral de estas plataformas, basado en repartidores autónomos. "Deliveroo ha defendido continuamente la reforma de la ley para permitir a las empresas ofrecer a los colaboradores autónomos más seguridad, sin poner en peligro la flexibilidad. Esto es lo que quieren los 'riders' y esto es lo que todos deberíamos estar tratando de ofrecer", declaran desde la empresa. Sin embargo, desde el Ministerio de Trabajo, liderado por Yolanda Díaz, se han mostrado hasta ahora proclives hacia el criterio de la Inspección.