España es, después de China, el país con la red de alta velocidad más larga del mundo y el principal receptor de subvenciones europeas para financiar su desarrollo. Sin embargo, las decisiones de construir este tipo de líneas siguen basándose demasiado a menudo en intereses «políticos», no siempre se utilizan análisis de coste/beneficio, y los trenes circulan a velocidades muy inferiores y en ocasiones sin pasajeros.

Son algunas de las conclusiones incluidas en el demoledor informe presentado ayer por el Tribunal de Cuentas Europeo (ECA en sus siglas en inglés) que alerta de la existencia de sobrecostes, infraestructuras demasiado caras, plazos de construcción extremadamente largos y escaso valor añadido tanto en términos de pasajeros como de tiempo. Por ejemplo, para que una línea de alta velocidad sea viable se estima que debe tener nueve millones de pasajeros o al menos seis en su primer año de funcionamiento. En España solo hay una ruta que cumple con ese criterio, la de Madrid-Barcelona-frontera francesa, lo que suscita muchas dudas sobre la eficacia del AVE.

Entre los proyectos analizados por el Tribunal de Cuentas, figuran cuatro líneas españolas: Madrid-Barcelona-frontera con Francia, el eje atlántico, Madrid-León y Madrid-Galicia, todas ellas con costes superiores a los planificados, en los que se circula a velocidades muy inferiores a las previstas y en algunos casos a velocidad limitada porque siguen utilizando el ancho de vía ibérico y no el europeo.

15,2 MILLONES POR KILÓMETRO // El mayor desvío de presupuesto respecto al objetivo inicial corresponde a la línea Madrid-Barcelona-frontera, con un 38,5% de sobrecoste, lo que encareció el proyecto que ha pasado de los 8.740 millones iniciales hasta los 12.109 millones. Es decir, 15,2 millones por kilómetro frente a la estimación inicial de once millones cuando la velocidad máxima posible no llega al 60% (entre 188 y 209 kilómetros por hora frente a los 300 km/h operativos).

El segundo proyecto que más se disparó fue el Madrid-León (33,3%), aunque los trenes solo circulan a una media de entre 135 y 164 km/h. En cuanto al eje atlántico, su coste se elevó un 26,3% sobre lo previsto. El estudio no recoge la estimación de la línea Madrid-Galicia porque el proyecto no se ha completado.

Si se tiene en cuenta el coste por minuto ahorrado, sin embargo, la situación pone de manifiesto que la línea más cara es la de Madrid-Galicia (69,8 millones), por delante de Madrid-León (57 millones), Madrid-Barcelona (39,7 millones) y el eje atlántico (34,6 millones). El proyecto europeo que se lleva la palma es, sin embargo, alemán. La línea Stuttgart-Munich lleva ya un sobrecoste de más del 620%.