A nivel estatal, la deuda tributaria pendiente de cobro se redujo el 31 de diciembre pasado, con un descenso del 6,9% general, según la Agencia Tributaria.

No obstante, la cantidad ascendía a 45.849 millones de euros, tras la segunda bajada consecutiva en su importe. Eso permitió situarla casi al mismo nivel que la existente en el 2011. En todo caso se trata de una cantidad que equivale a más del doble de lo que el Estado ingresa al año en concepto de impuestos especiales, dentro de los que se incluyen desde los que gravan a las gasolinas hasta los alcoholes, cervezas o la electricidad.

Un de los retos de la Agencia Tributaria sigue siendo el cobro efectivo de las deudas. Por eso se intensifican las investigaciones de movimientos financieros, las medidas cautelares o las declaraciones de responsabilidad.

El año pasado fue el segundo ejercicio consecutivo en el que se redujo el volumen de deuda pendiente de cobro. Antes del 2015, la reducción no se producía desde 1999, cuando el importe de esta fue de 15.263 millones de euros.

Los expertos atribuyen el elevado importe de la deuda pendiente al exceso de litigiosidad existente en materia de impuestos.