Cerca de diez mil delegados sindicales llegados desde todas las autonomías se reunieron ayer en Madrid bajo el lema «más hechos y menos palabras» dirigido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La Caja Mágica fue el escenario elegido por los sindicatos CCOO y UGT para llamar a la acción al Gobierno para que cumpla «de una vez por todas» su promesa de contrarreforma laboral, pero también a los empresarios y a los partidos para que la apoyen. Con banderas moradas y a gritos de CCOO y UGT los trabajadores quisieron enviar un mensaje «claro y alto»: es tiempo de acción.

«Es tiempo de mejorar el empleo, de mejorar los salarios para que sean dignos, lograr condiciones laborales que permitan disfrutar de la vida, reconquistar derechos que la reforma laboral nos sigue arrebatando. Es tiempo de lucha por servicios públicos de calidad, sanidad, educación y pensiones suficientemente financiadas, lucha contra la discriminación, principalmente las que sufrimos las mujeres en nuestra sociedad y en el trabajo, hay que acabar con ella y con esa lacra», gritó la secretaria de Organización de UGT, Rosa Moreno.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, y su homólogo de UGT, Pepe Álvarez, lideraron la concentración para pedir por enésima vez al Gobierno que lleve a cabo lo prometido: la prevalencia de los convenios sectoriales frente a los de empresa -«lo contrario fomenta el pirateo salarial», dijo Unai Sordo-, restablecer la ultraactividad de los convenios o el control horario -«sin el control horario no hay trabajo decente», agregó Álvarez. Pero también la derogación de la reforma de las pensiones del 2013 del Partido Popular y reestablecer el acuerdo del 2011. «CCOO y UGT estamos dispuestos a un acuerdo de pensiones que aborde materias de ingresos muy importantes para este país, en España la caja de la Seguridad Social está asumiendo gastos que no le corresponden», dijo Sordo.

Los sindicalistas también se dirigieron a la CEOE, y le exigieron cumplir con lo acordado en los pactos sobre negociación colectiva del pasado verano. Y recordaron los cierres de empresas y despidos colectivos que se han sucedido en los últimos meses, entre ellos, el ERE de Vodafone y DIA y los cierres de Alcoa, Cemex o las VTC en Barcelona. «Esto no puede terminar así, se han de restablecer las causas de despido, y esto también es una reivindicación», dijo Álvarez.

Entre los 10.000 trabajadores había caras conocidas como el diputado de PSOE Toni Ferrer, o los diputados de Unidos Podemos Alberto Rodríguez y Yolanda Díaz, una de las negociadoras en el Congreso sobre la contrarreforma laboral.

«PROBLEMAS DE VERDAD» / Además de las contrarreforma laboral y de las pensiones y el refuerzo a la negociación colectiva, los sindicatos reclamaron «dejar de hablar de banderas y relatores y hablar de los problemas que de verdad afectan al español común y al español normal», entre ellos, la desigualdad de las mujeres. Las secretarias de Mujeres e Igualdad de CCOO, Elena Blasco, y de UGT, Cristina Antoñanzas, pidieron a sus compañeros congregados en la madrileña Caja Mágica unirse a la movilización del 8-M para «combatir la desigualdad» como ya se hizo en la «histórica» manifestación del año pasado. «Después de un año hay cosas que no han cambiado», recordó Antoñanzas, que agregó que «la igualdad o es laboral o nunca habrá igualdad, no queremos ser ni más ni menos, lo que queremos es ser iguales».

Álvarez pidió que el 8-M próximo «acabe con la desvergüenza de intentar desbancar privilegios». «La mujer no es una máquina de reproducción, la mujer debe tener hijos con el hombre siempre que quiera y no en relación con la mayor o menor cantidad de mano de obra necesaria».

Los líderes sindicales quisieron mostrar su apoyo al PSOE y a Podemos por conseguir «los primeros presupuestos que empiezan a mirar a las personas». Así alzaron la voz esta vez para reclamar al resto de partidos, «especialmente a los de la moción de censura», que voten ‘sí’ al proyecto del Gobierno y resaltaron que «sirven para un trabajador de Madrid de más de 52 años en desempleo pero también para uno de Sabadell, o uno de Sevilla. No hay excusa».