La economía española creció en el segundo trimestre el 0,4 %, una décima menos que en el primero, debido a la debilidad del consumo y la inversión empresarial y pese a la mejora del sector exterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados ayer. En tasa interanual, el PIB avanzó el 2%, frente al 2,2% de marzo. Asimismo, el empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, se incrementó el 0,5 %, una décima menos que en el trimestre anterior.

El entorno económico a la baja provocó que la CEOE pidiera ayer retomar las reformas estructurales y crear un marco más favorable a la inversión para fomentar el crecimiento, ante la continuidad de la «senda de desaceleración» del PIB, que registra una pérdida de dinamismo «notable» en su demanda interna. La patronal señala que la incertidumbre global y nacional «está provocando un deterioro de las expectativas y un aumento del efecto precaucación, que se refleja en la evolución del consumo privado y de la inversión».

Los datos del INE no hacen más que confirmar las expectativas avanzadas por el Banco de España, que hace dos semanas confirmaba una ralentización de la economía como consecuencia de la inestabilidad geopolítica. La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, vaticinaba este fin de semana un «otoño inestable», comentario que ratificó ayer.

La desaceleración trimestral del PIB fue consecuencia de un menor aumento de la demanda, que solo avanzó un 0,1% entre abril y junio, dos décimas menos que en el trimestre precedente, tras estancarse el consumo de los hogares y reducirse el ritmo de crecimiento del gasto público, desde el 0,5% al 0,4%. En cambio, el gasto de las instituciones sin fines de lucro aceleró su crecimiento hasta el 0,7%, frente al -0,3% del trimestre anterior.

La caída del consumo coincide también con una evolución del IPC a la baja: el índice de precios de consumo (IPC) registró en septiembre una subida anual de solo 0,1%, dos décimas menos respecto al aumento de agosto y el nivel más bajo en tres años, aunque en la evolución del dato influyó la bajada de los precios de la electricidad frente a la subida registrada en el mismo mes del 2018.

La ralentización económica registra una derivada favorable para las familias. El menor gasto de los hogares en el segundo trimestre llevó a que la tasa de ahorro se situara en el 19,3%, su valor más alto en 10 años, según otra de las estadísticas del INE publicadas ayer. La tasa de ahorro de los hogares vuelve así a tasas positivas después de haberse situado en negativo en el primer trimestre del año. La última es la tasa más alta desde el segundo trimestre del 2009, cuando alcanzó el 20,1%.

Los hogares aumentaron su renta disponible bruta un 5,8% en el segundo trimestre, hasta 218.205 millones de euros, pero su gasto en consumo se situó por debajo de esta cantidad, en 175.935 millones de euros, un 2,1% más.

No solo los hogares contribuyeN al clima pesimista. También lo hacen las empresas. La formación bruta de capital fijo (inversión) retrocedió un 0,2% en el segundo trimestre, frente al avance del 1,4% del trimestre previo.

Las exportaciones crecieron a un ritmo del 2,2% respecto al segundo trimestre del 2018, lo que supone 1,9 puntos más que en el trimestre anterior. Esta variación se explica por un incremento en las tasas inteanuales de las ventas al exterior de bienes (1,6%) combinado con una disminución de las exportaciones de servicios.