Sin precedentes. La economía española se está adentrando en una recesión gigantesca tras registrar en el primer trimestre una contracción histórica del 5,2% respecto al periodo octubre-diciembre, como consecuencia del confinamiento de la población y la paralización de la actividad, que hundieron a partir de la segunda mitad de marzo el consumo, la inversión y las exportaciones. No existe ningún precedente de similar envergadura desde que hay registros en el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 1970. Y habría que retroceder casi un siglo para hallar un parón similar. En tasa anual, el descenso ha sido del 4,1%.

El impacto de la crisis del covid-19 ha sido menor en el empleo que en la economía, ya que los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo solo cayeron un 1,9% en el primer trimestre, si bien las horas de trabajo descendieron un 5%, lo que podría estar influido por el recurso a los ERTE. De todas formas, el periodo afectado por el confinamiento solo abarca los últimos 15 días del trimestre.

El Banco de España ya pronosticó que el efecto total en el conjunto del año puede oscilar entre el 6,6% y el 13,6%, en el peor de los escenarios calculados. Para el conjunto de la eurozona, el Banco Central Europeo (BCE) estima que la contracción en la zona estará entre el 5% y el 12%, en el peor de los supuestos.

El catedrático de Política Económica Antón Costas compara el parón de la actividad con el de la guerra civil, pero salvando las distancias tanto sociales como políticas de aquella época. En todo caso, a diferencia de una guerra, en el caso del covid-19, «no se han destruido por ahora infraestructuras ni activos de riqueza sino que se ha obstruido el flujo de la renta». De ahí el esfuerzo público por destinar gasto a cubrir prestaciones y otras ayudas. «No tenemos que reconstruir sino reabrir el país», añade. El PIB del primer trimestre solo es una pequeña muestra de lo que está por venir. Está previsto que el desplome del PIB sea mucho mayor durante el segundo trimestre, lo que llevará a una recesión de duración desconocida.

Según Costas, una de las grandes dudas es el comportamiento que van a tener los consumidores. No solo habrá cierto temor por hacer cosas que antes se hacían sin problema sino que, pese a los ERTE y otras medidas, las familias sufrirán un descenso en sus ingresos particulares.

El consumo de los hogares (el agregado de demanda con mayor peso en el PIB) cayó un 7,5% trimestral, el mayor desplome de la serie histórica. La inversión bajó un 5,8%, el mayor descenso en casi 11 años, mientras que el gastó público se aceleró más de un punto en el trimestre, hasta crecer un 1,8%, lo que supone el mayor aumento en 12 años.

Desde el punto de vista de la oferta, las ramas de actividad con mayores caídas trimestrales fueron las actividades artísticas, recreativas y otros servicios (11,2%), comercio, transporte y hostelería (10,9%), construcción (8,1%), actividades profesionales, científicas y técnicas (8%), información y comunicaciones (5,5%), la industria manufacturera (3,2%), y la agricultura (1,4%).