Estados Unidos sigue tensando la cuerda para aislar tecnológicamente a China, su principal rival geopolítico. Este lunes la administración de Donald Trump ha anunciado que redobla su presión sobre la compañía de de telecomunicaciones china Huawei al endurecer las restricciones que ya pesaban sobre ella.

Apoyándose de nuevo en una presunta amenaza a la seguridad nacional estadounidense, Washington ha optado por vetar el acceso del fabricante chino a la producción y suministro de microprocesadores, así como añadir a hasta 38 filiales extranjeras de la compañía a la lista negra de empresas a las que se limita su acceso a tecnología y software estadounidense.

La Administración Trump considera que Huawei es un brazo del Estado de vigilancia del Partido Comunista Chino (PCC) y hemos tomado medidas en consecuencia, ha señalado el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en un duro comunicado en el que da el visto bueno a las limitaciones impuestas por el Departamento de Comercio y se insta a los aliados de Washington a seguir los mismos pasos.

EN EL PUNTO DE MIRA

La fijación de Trump con Huawei se debe a que esta es la empresa líder en tecnología 5G, una infraestructura de conectividad a la red que será clave para el desarrollo económico de la próxima década. Para Pekín el desarrollo de esa tecnología es una prioridad nacional para relanzar su posición.

Conscientes de China lidera ese campo, desde Washington han optado por poner palos en las ruedas para debilitar a su principal rival geopolítico en un tira y afloja entre ambas potencias que cada vez se asemeja más a una Guerra Fría virtual. Es imperativo que EEUU sea el primero en la quinta generación de tecnología móvil, rezaba un memorando de la Casa Blanca del año pasado. Quien domine la industria de la conectividad "ganará políticamente, económicamente y militarmente", apuntó el Consejo de Seguridad Nacional.

En mayo de 2019, Trump firmó un decreto que ponía en marcha un veto que prohibía a las empresas estadounidenses hacer negocios con el fabricante chino y otras empresas clave como ZTE, una restricción que este mayo se amplió hasta 2021. La presión y las sanciones ya han llevado a Huawei a anunciar que dejará de producir su marca de procesadores Kirin.

Las 38 filiales extranjeras de Huawei ahora añadidas a la lista negra deberán contar con una licencia para todos los artículos tecnológicos sujetos a las restricciones impuestas por Washington que evitará que eludan los controles de exportación. El Departamento de Comercio denuncia que esas filiales habían trabajado a través de terceros para aprovechar la tecnología estadounidense.

La administración Trump niega el acceso de las empresas tecnológicas chinas al lucrativo mercado estadounidense repitiendo como un mantra que de hacerlo se pondría en jaque la seguridad nacional del país, exponiendo la privacidad de los ciudadanos a la influencia maliciosa de Pekín. Para el Gobierno de EEUU, todas las empresas chinas operan como mecanismo de espionaje al servicio del Partido Comunista Chino.

Aunque Washington está esgrimiendo los mismos argumentos para forzar la venta del fenómeno social TikTok a manos estadounidenses, los expertos señalan que no hay ninguna evidencia que vincule a esas empresas con un programa de ataque de Pekín.