Las emisiones de dióxido de carbono en España, sujetas a la directiva de la UE,aumentaron en el 2015 un 10%, según datos del Registro Europeo de Emisiones, en buena parte por la mayor producción de energía con combustibles fósiles. Este incremento se suma a la cifra del 7,2% correspondiente al 2014. La cifra de emisiones totales sobre el año pasado se hará oficial a mediados del 2017 porque en toda la UE se mantiene este desfase de 2 años.

En el 2014 las emisiones de gases de efecto invernadero, sujetas a lo que dicta la ley europea (directiva), se incrementaron casi nueve millones de toneladas más sobre el 2013 (de 122,7 millones a 131,6 millones) en España.

De confirmarse esta tendencia, estaríamos ante dos nuevas realidades. Una, que la reducción de las emisiones de los años anteriores es más atribuíble a la caída de la actividad económica que a una mejora firme de la eficiencia en la limitación de la emisión de CO2. Y dos, que la política energética del Gobierno del PP, con la renuncia a la promoción de las energías renovables, ha ido acompañada de un mayor uso de combustibles fósiles(carbón) para generar electricidad, causa principal del aumento de emisiones.

Contrastan estos datos con el anuncio el pasado 3 de septiembre deEEUU y China, durante la cumbre del G-20, de que iban a firmar elacuerdo de París del 12 de diciembre para reducir progresivamente la emisión de gases de efecto invernadero. Este acuerdo, auspiciado por la ONU y firmado por 195 países más la Unión Europea está vigente, pero requiere que lo firmen al menos 55 países (ahora son 27) y cuyas emisiones supongan al menos el 55% del total.

Tras el acuerdo se dijo que China y EEUU eran responsables del43,8% de las emisiones, cifra ya desfasada porque los expertos estiman que en el 2016 ambas potencias sumarán solo el 42% de las emisiones, dato positivo aunque matizado porque India está aumentando su gasto de CO2. La amenaza global -por eso se requieren acuerdos muy amplios— se mantiene. La tendencia de fondo en Europa, no obstante, es de progreso desde que el 2003 entró en vigor la directiva de la UE (equivalente a una ley) que fija los 17 sectores de actividad sujetos a verificación, cuyos progresos en eficiencia se divulgan continuamente.

Como complemento existe el estímulo económico de los bonos de carbono. La mayoría de empresas afectadas por la directiva tienen asignados unos límites de emisión de CO2equivalente, y si los superan, tienen que comprar a otra que ha obtenido excedentes acudiendo al mercado de CO2, o acudir a las subastas de derechos de emisión que se celebran periódicamente.La cotización de estos derechos sirve también para estimular la reducción de emisiones en las empresas. seguir la adaptación de las empresas al cambio climático. La media del 2014 fue de 5,9 euros por tonelada de CO2. Hoy está alrededor de 4 euros.

La actividad económica sigue muy por debajo de su capacidad y, sobran permisos de emisión asignados, por lo que hay caída de precios por excedentes. De hecho, cuando se estableció este mecanismo en el 2003 (época de vacas gordas) se pensó el precio del derecho iba a rondar los 12 euros.

En la cuestión del cambio climático la entidad de referencia catalana y española es la Fundación Empresa & Clima (FEC), impulsada y dirigida por Elvira Carles, activa participante en todas las cumbres y conferencias sobre clima organizadas por la ONU. Hoy la FEC la integran más de 60 empresas -su presupuesto es inferior a los 400.000 euros- que en colaboración con las administraciones difunden en todos los sectores las buenas prácticas de sostenibilidad.

La FEC “identifica y desarrolla oportunidades de negocio para las empresas, derivadas de la lucha contra el cambio climático”, explica Carles.

De residuo a materia prima

Los principales laboratorios farmacéuticos catalanes están habituados a analizar el ciclo de vida de un producto, el consumo energético para producirlo y la medición de la huella de carbono que deja. Así son más eficientes al producir sus medicamentos. El siguiente paso es contribuir más a la lucha contra el cambio climático, es decir, cómo tratar losresiduos derivados de este proceso. Es ahí donde la Fundación Empresa & Clima pone el acento de su actividad: lo que es merma para las farmacéuticas es materia prima de alta pureza, por ejemplo, para una fábrica de curtidos.

Elvira Carles, directora de la FEC, sostiene que las tecnologías por sí mismas no superarán el riesgo climático. “También es necesario cambiar de políticas”, explica mientras prepara su participación, al frente de una delegación de diez empresas, en la COP22 de Marraquech sobre cambio climático (la primera tras el acuerdo de París) que se celebra en noviembre y a la que la fundación acude en calidad deObserver de Naciones Unidas.

Dos ejemplos sobre la estrategia de la FEC, extraídos de entre las más de 60 empresas a las que ayuda a combinar cambio climático y negocio. Uno, la ingeniería de Olot Wattia Innova que en un clima como el de la Garrotxa ha patentado un techo radiante reversible de frío/calor según la estación. El techo es fácilmente registrable y aplica un innovadortratamiento acústico fonoabsorbente. Esta empresa es uno de los muchos modelos de cooperación con administraciones locales que superan el estricto marco de los estados en la lucha contra el cambio climático.

Otro ejemplo, ya incardinado en el sector de nuevas tecnologías, que también contaminan y no siempre reparan en ello, es el de Pangea Reality, dedicada a las app móviles, la realidad aumentada y la virtual.Sus tecnologías se extienden entre visitadores comerciales quesustituyen catálogos por tabletas con proyecciones del producto en realidad aumentada móvil. Pangea también prepara una aplicación de móvil que permitirá al usuario conocer cuánto CO2 genera al día. De lo global a lo personal.