Puede que un día, como un ave fénix, Boeing remonte el vuelo, pero de momento el gigante aeronáutico estadounidense, sumido en una profunda crisis tras los accidentes de dos de sus 737 Max el año pasado, sigue en la fase de hacerse cenizas.

En la madrugada del viernes en España se hicieron públicas en EEUU más de 150 páginas con mensajes internos de empleados que la compañía ha facilitado a los investigadores del Congreso y a la Administración Federal de Aviación (FAA) que ratifican los esfuerzos que se hicieron para manipular y engañar a los reguladores estadounidenses e internacionales que escrutaban el modelo. Los documentos, además, incluyen bromas sobre fallos potencialmente fatales y arrojan luz sobre una cultura en la que primaba el ahorro de gastos frente a la seguridad y un insultante desprecio.

Algunos de los correos datan del 2013, cuando el 737 Max estaba en desarrollo, pero la mayoría son de 2017 y 2018, momento en que Boeing trabajaba en los simuladores de vuelo, en el epicentro de la crisis abierta después de que a finales de 2018 y principios de 2019 dos siniestros en Indonesia y Etiopía costaran la vida a 346 personas.

Los mensajes son demoledores. En uno del 2017 se lee: «Este avión está diseñado por payasos, que a su vez están supervisados por monos». En otro alguien escribió: «Me quedaré estupefacto si la FAA aprueba esta mierda». Y en otro intercambio entre empleados de febrero del 2018, que apunta a la preocupación que había por las deficiencias en los simuladores, uno de ellos escribió: «A los muy, muy pocos de nosotros en el programa a los que nos interesa solo la verdad ¿Pondrías a tu familia en una aeronave entrenada con un simulador Max? Yo no». El receptor contestó: «No».

Los mensajes también ratifican el encubrimiento. Uno de los empleados escribió en el 2018: «Dios aún no me ha perdonado todo el encubrimiento que hice el año pasado». Asimismo, subrayan los esfuerzos en Boeing para evitar que fuera obligatorio formar a los pilotos del 737Max con simuladores. «Nos encararemos a cualquier regulador que intente hacer de eso un requerimiento», escribió en el 2017 el jefe técnico de los pilotos.

La revelación de los mensajes amenaza con tensar aún más la relación entre Boeing y la FAA. Aunque la agencia reconoce que el tono y contenido es «decepcionante», también ha intentado minimizar su efecto, destacando que los mensajes no revelan ni plantean nuevas preocupaciones en términos de seguridad. Por su parte, Boeing pidió perdón por unos mensajes «completamente inaceptables» y se mostró confiada en que los simuladores MAX de Boeing «están funcionando efectivamente».