La energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. Fieles a ese principio de la física, las compañías del sector han entrado en una dinámica de cambio para adaptarse al proceso de transición hacia una economía baja en carbono y mucho más sostenible. En este contexto, una empresa nacida como gasista, Gas Natural, ha eliminado esa palabra de su imagen y se reconvierte en Naturgy; una petrolera, Repsol, se ha transformado en la quinta eléctrica del mercado español tras adquirir activos de Viesgo, y Endesa e Iberdrola redoblan la apuesta por las energías renovables, las únicas con perspectivas de crecimiento porque, a su vez, son competitivas en precio con los de mercado, según los expertos. La gasista y la petrolera pasan a ser compañías energéticas.

«Los movimientos recientes demuestran que el sector eléctrico será la clave en el objetivo global de reducción de emisiones de CO2, mediante la instalación de renovables, el abandono progresivo del carbón como combustible más emisor y un mayor peso de la electricidad en usos finales, desplazando a los hidrocarburos más emisores», explican los analistas consultados. La Unión Europea (UE) marca el paso en esta materia, tras fijar recientemente objetivos más ambiciosos: un 32% de energías renovables en el 2030, frente al 27% anterior. Es un objetivo vinculante para los Estados y que, además, se revisará al alza en el 2023.

EL GOBIERNO LO TIENE CLARO / El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez se ha mostrado mucho más alineado con esta hoja de ruta que su antecesor, al frente del cual estaba Mariano Rajoy. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, lo tiene claro: más energías renovables, no prorrogar el funcionamiento de las centrales nucleares y cerrar en el futuro las centrales de carbón.

En este camino, las cinco grandes eléctricas (Naturgy, Endesa, Iberdrola, Viesgo y EDP) que forman la patronal Unesa suman activos totales en la generación convencional, que van de las centrales de carbón a las nucleares y los ciclos combinados (las que queman gas) que a 31 de diciembre pasado alcanzaban los 64.000 millones de euros. De esta cantidad, 29.000 millones de euros pertenecen a la actividad de generación, mientras que los 35.000 millones restantes son redes.

Naturgy ha decidido rebajar a la mitad el valor de sus centrales convencionales, hasta los 4.900 millones de euros, para adecuarlo al contexto actual. Ni Endesa ni Iberdrola, los otros dos gigantes del mercado eléctrico español, parecen decididas a acometer un movimiento contable similar, al considerar que sus activos ya están adecuadamente contabilizados, según fuentes del sector. La primera tiene más de 6.000 megavatios (MW) de potencia renovable instalada y la segunda, casi 16.000, ya que apuesta por estas tecnologías limpias desde el año 2001, pero también tienen miles de MW en centrales convencionales.

EL NUEVO ESCENARIO / Naturgy ha lanzado el mensaje de que los activos convencionales pierden valor. Sin embargo, existe un elemento que le es propio: «pagó un precio elevado por la adquisición de Unión Fenosa, por eso, de los 4.900 millones que ha rebajado el valor de sus activos, 2.000 millones corresponden al fondo de comercio», según explican los expertos. De todas formas, «las energías renovables son las únicas que crecen, aunque las nucleares son un buen negocio si no obligan a cerrarlas, ya que tienen unos costes variables bajos y funcionan casi todo el año», agregan. El escenario que ha quedado más definido es el de las nucleares: por parte del Gobierno no hay interés ni en prorrogar su vida útil ni en autorizar la construcción de nuevas instalaciones.

En todo caso, la transición energética que proyecta el Gobierno de Pedro Sánchez deberá planificarse. «España es una isla energética y no se puede permitir prescindir de ninguna tecnología, como la nuclear, mientras la acumulación en baterías no sea competitiva, ya que las energías renovables suelen aportar mucho más en momentos de baja demanda y hay que poder guardarla», según explican los expertos.

Los ciclos combinados (de los que hay 50 infrautilizados) son los llamados, como hasta ahora, a cubrir ese papel de respaldo, dado el aumento previsto de las renovables, que necesitan un back-up para cuando no operan; y el previsible cierre de las centrales de carbón y, aunque progresivo, del de las nucleares, según los expertos .

PACTO DE ESTADO / Endesa ya propuso un pacto de Estado para la transición energética. Defiende alargar la vida útil de las centrales nucleares durante un periodo de cambio gradual de modelo hacia una producción 100% de energías renovables en el año 2050. Cada compañía defiende la tecnología de la que más tiene. Endesa lo tiene en nuclear y carbón; Iberdrola, con un discurso más tímido en materia nuclear y convencida de cerrar las instalaciones de carbón en el conjunto de España, tiene un importante peso en hidroeléctrica y renovables; y Naturgy, en ciclos combinados.

La multinacional Repsol, por su parte, sigue los pasos de otras petroleras europeas, con una producción cara, que solo compensa con el petróleo a un precio muy alto; y en refino, la tendencia es a un descenso del consumo de productos petrolíferos, con cada vez más penetración de los vehículos eléctricos, según los analistas. De ahí su diversificación hacia la electricidad con la compra de centrales hidráulicas y también de ciclos combinados, además de clientes para proveer la energía.