Millones de estadounidenses comenzaron a recibir la semana pasada los cheques de 1.200 dólares aprobados por el Congreso para ayudar a la ciudadanía a capear la crisis económica desatada por el coronavirus. Los pagos directos han dejado fuera a los individuos que ingresan más de 99.000 dólares anuales, lo que no significa que todos ellos vayan a quedarse con las manos vacías. Una cláusula introducida por los republicanos en el paquete de estímulo del covid-19 permitirá a 43.000 millonarios ahorrarse una media de 1,7 millones de dólares en el pago de sus impuestos, un trato preferencial que ha levantado ampollas en el país. El regalo a los más ricos ha adquirido una nueva dimensión tras conocerse que en solo dos semanas el Gobierno se ha quedado sin dinero para pagar las ayudas prometidas a las pequeñas y medianas empresas.

Es un escándalo que los republicanos hayan decidido saquear a los contribuyentes en medio de esta tragedia económica y humana, ha dicho el senador demócrata Sheldon Whitehouse, antes de apuntar que entre los beneficiarios podrían estar los miembros de la familia Trump. La cláusula fiscal en cuestión suspende temporalmente el tope de deducciones a las que se pueden acoger los empresarios al declarar los ingresos derivados de actividades ajenas a sus empresas, como las ganancias de capital. El 82% de los beneficios de la cláusula, que solo este año le costará a la Hacienda pública 90.000 millones de dólares, irá para unos 43.000 millonarios, según el análisis de un organismo del Congreso. Los inversores inmobiliarios y los dueños de hedge funds serán los más beneficiados.

Eso significa que el monto total del rescate a los más ricos supera las ayudas concedidas en el paquete de estímulo a todos los hospitales del país y a las administraciones locales y estatales. Algunos republicanos se han defendido afirmando que sus rivales políticos no tienen derecho a quejarse porque el grueso del partido respaldó la ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica (CARES) aprobada por el Congreso, una ley que ha destinado más de 2.2 billones de dólares a mitigar el impacto de la pandemia y sus consecuencias económicas.