España es uno de los países con menor tasa de homicidios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y tiene una de las esperanzas de vida más elevadas, pero presenta fuertes desigualdades de renta, un elevado nivel de pobreza y una baja proporción de la población adulta empleada.

Un 16% de los españoles se encuentra en situación de pobreza (su renta se sitúa por debajo del 50% de la mediana del país), explicó ayer en su informe bienal sobre indicadores de bienestar la OCDE, que compara esa cifra con el 12% de media en sus miembros.

Esa desigualdad queda también ilustrada por el hecho de que los ingresos del 20% de la población española más favorecida son 6,5 veces superiores a los del 20% menos privilegiada, cuando en el conjunto de la organización son 5,4 veces. Una de las primeras explicaciones de esa fractura hay que buscarla en la baja tasa de empleo, ya que únicamente el 69,5% de los adultos de entre 25 y 64 años tienen un empleo, frente al 76,5% de media.

En términos globales, los ingresos medios de las familias en España eran en el 2017 (último año con datos comparables) de 24.713 dólares, comparados con los 28.000 en la OCDE y con los 47.500 de Estados Unidos, destacado en primera posición.

En el lado positivo, en España el número de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 0,6, cuatro veces menos que en el conjunto del «club de los países desarrollados».

Esa tasa es todavía más baja en unos pocos países, en particular en Japón y el Reino Unido, con 0,2. Pero se encuentra a años luz de los 21,3 asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes de México y todavía más de los 24,3 de Colombia.

El indicador de bienestar en el que España se encuentra relativamente mejor situada es el de la esperanza de vida, que llega a los 83,4 años, una edad que solo superan Suecia (83,6) y Japón (84,2).