El presidente francés, Emmanuel Macron, sabe que sin gobierno con plenos poderes en Berlín es imposible lograr la refundación de la Eurozona que persigue desde que llegó al Palacio del Elíseo. Alemania es un socio vital y este viernes, junto a la cancillera Angela Merkel, se han comprometido a trabajar juntos para encontrar "puntos de convergencia” de aquí a marzo entorno a la nueva arquitectura de la zona euro con la que quieren espantar futuras crisis.

“Vamos a encontrar una solución común porque es necesario para Europa”, ha insistido Merkel tras la cumbre de la Eurozona. “Para conseguir avanzar necesitamos una Alemania fuerte y estable”, ha alegado Macron. Voluntad política, por tanto, mucha pero de esta reunión en Bruselas no sale ninguna decisión concreta más allá de validar la hoja de ruta sugerida por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que ha echado el freno a la agenda reformista ante la falta de consenso que percibe entorno a las propuestas más ambiciosas.

Este es el caso del nuevo superministro de finanzas o la creación de un presupuesto para la zona euro. “Los participantes están de acuerdo con mis propuestas de que el trabajo de los ministros de finanzas en los próximos seis meses se concentre en las áreas en las que hay más acuerdo”, ha explicado el polaco al término de la jornada. En su opinión, lo que toca es progresar “paso a paso” poniendo el foco en cuestiones como la Unión bancaria o en transformar el fondo de rescate (MEDE) en una especie de Fondo monetario europeo que refuerce la resistencia de la unión económica y monetaria.

“Las discusiones también continuarán sobre el resto de ideas pero necesitan más tiempo para madurar y tienen una perspectiva a largo plazo”, ha justificado. “El diseño de la Unión Económica y Monetaria es complicado pero seguro que se llegará a un entendimiento en un plazo más largo. No podemos quedarnos en ningún caso a medio camino”, ha defendido el presidente español, Mariano Rajoy, partidario de un superministro, un presupuesto y también eurobonos, informa Pilar Santos.

La intención ahora de Tusk es convocar una nueva cumbre de líderes de la Eurozona en el mes de marzo para mantener vivo el impulso y preparar las primeras decisiones para junio. Una convocatoria extra que ha generado tensiones con el primer ministro holandés, Mark Rutte, que considera innecesario este nuevo encuentro. “Si se convoca Rutte estará pero ¿qué avances va a haber de aquí a marzo que la justifiquen?”, se preguntan fuentes de su entorno que consideran innecesario el encuentro. Holanda es junto con Finlandia o Alemania uno de los países más críticos con cualquier idea que suponga mutualización de riesgos o europeización de los instrumentos y que reclaman reformas. Lo mismo que ha pedido este viernes el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que junto al del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha asistido al desayuno de trabajo en Bruselas.