Estados Unidos destapó el escándalo Volkswagen en septiembre pasado lo que obligó a las autoridades de la Unión Europea (UE) a acelerar la modificación del sistema de medición deemisiones NOX de los vehículos diésel. El nuevo procedimiento, con test en carretera y no en laboratorio, fue avalado por los gobiernos europeos pero sembró la discordia en la Eurocámara que a punto ha estado este miércoles de dar la sorpresa y bloquearlo. El intento ha caído, sin embargo, en saco roto y los nuevos vehículos diésel -aunque con límites más estrictos respecto al sistema actual- todavía podrán duplicar las emisiones de NOX un 110% hasta finales del 2019 y un 50% a partir del 2020.

ABSTENCIÓN DEL PSOE

La comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara había planteado al pleno una opinión negativa sobre el nuevo sistema pero no ha logrado su objetivo por apenas media docena de votos: 317 a favor del bloqueo, 323 en contra y 61 abstenciones. A favor han votado en masa los eurodiputados del PPE, los conservadores británicos y una parte de los liberales. En contra, socialistas, izquierda europea, verdes y otra parte de los liberales. Los socialistas españoles han preferido abstenerse lo mismo que el convergente Ramón Tremosa.

“Hay alguien que quería poner un tapón en el tubo de escape pero todos saben que así se para el motor”, advierte el conservador italiano que preside la comisión de industria, Giovanni La Vía, sobre las consecuencias de vetar el acuerdo cerrado entre gobiernos y Comisión. “Hubiera habido un marco incierto. Habría pasado un año para volver a tener una nueva propuesta que no hubiera sido distinta a esta. Habríamos perdido tiempo y sin un marco claro las industrias no habrían invertido nada para reducir las emisiones”, ha insistido dando por buena la cláusula de revisión del sistema introducida por Bruselas para reevaluar el sistema y la nueva propuesta para endurecer la homologación de los vehículos en la UE.

"LEGALIZAR TRAMPAS"

Para los ecologistas, en cambio, el nuevo sistema permitirá “legalizar las trampas y el fraude de los productores”, alerta Ernest Urtasun. “Existe la tecnología para cumplir los límites de emisiones y esto ayudaría a salvar unas 75.000 vidas al año en las regiones urbanas de toda la UE. Pero la presión de los fabricantes y de algunos Estados miembros como España, ha conseguido imponer este nuevo reglamento absolutamente anacrónico”, lamenta.

Según el nuevo sistema, los fabricantes tendrán que reducir las discrepancias del factor de conformidad a un máximo de 2,1 lo que significa que podrán superar las emisiones hasta un 110% hasta finales de 2019 (168 miligramos). A partir de 2020 ese porcentaje deberá limitarse a un 50% (120 miligramos). Durante la negociación en el comité de vehículos de motor -donde están representados los 28- solo hubo un país que se mostró ligeramente más ambicioso que el Ejecutivo comunitario, que propuso inicialmente un desvío del 60% hasta 2019 y un 20% a partir de 2020, mientras que el resto de países votaron en contra de los planes iniciales del Ejecutivo comunitario. El plan aprobado ya supone un importante recorte, según los partidarios de este nuevo sistema, porque actualmente las emisiones son un 400% y 500% superiores a lo que marca la normativa.