En apenas un año, los verbos que acompañan a la palabra crisis han pasado a conjugarse en futuro en lugar de en pasado. El fantasma de una futura recesión que desde mediados del año pasado atormenta a los inversores va ganando peso en su ánimo y su duda ya no es tanto si volverán los problemas sino cuándo y cómo de graves serán.

El mundo entró en el 2018 con un inusual crecimiento sincronizado de las grandes potencias favorecido por las políticas expansivas de los bancos centrales. A partir de la primavera, sin embargo, se produjo una brusca corrección de los mercados, no por la situación presente sino por su temor a que el ciclo de bonanza estuviera durando demasiado. Los problemas afectaron primero a los emergentes, posteriormente a Europa y China, y a finales del ejercicio también a Estados Unidos.

ASIMETRÍA / «Nos desplazamos desde una expansión sincronizada a una desaceleración asimétrica», resume Bankinter. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han rebajado sus previsiones de crecimiento mundial para este ejercicio y el siguiente. Siguen pronosticando expansión (3,7% y 3,5%, respectivamente), pero «se avecinan tormentas», como advirtió el FMI. «Creemos que la economía mundial ha pasado su pico de crecimiento del ciclo, el apoyo de los bancos centrales continúa reduciéndose y los riesgos políticos son grandes en todos los países», apunta Joachim Fels, de la gestora Pimco.

LA ECONOMÍA EN EEUU / La clave, como siempre, es qué sucederá con la economía estadounidense, que arrastra a las del resto del mundo. Máxime cuando la europea y la china dan claros signos de debilidad, como han demostrado los datos de producción manufacturera de diciembre conocidos esta semana (han caído a sus niveles más bajos desde febrero del 2016 y mayo del 2017, respectivamente). Las posibilidades de que la primera potencia mundial entre en recesión en los próximos 12 meses han ido en aumento, pero siguen siendo minoritarias: Pimco le da el 30% de opciones; la Reserva Federal de Nueva York, el 15%, y los gestores de fondos consultados por Bank of America Merryl Lynch, el 9%. Sin embargo, los indicadores manufactureros estadounidenses también han caído a su nivel más bajo en dos años. El país creció con fuerza en el 2018 gracias a la rebaja fiscal y el aumento del gasto impulsados por el presidente Donald Trump, pero los efectos de estas medidas parecen estar diluyéndose antes de lo esperado. La situación ha llevado a la Reserva Federal a reducir las subidas de tipos que prevé aprobar este año y el próximo, pero «el mercado cree que sigue siendo demasiado optimista sobre el escenario macroeconómico», apuntan los analistas del Banco de Sabadell.

Por otra parte, los dos principales focos políticos de alarma siguen activos: el brexit y las fricciones comerciales entre EEUU y China.