El sumario de la pieza del BBVA, en la que se investigan los trabajos del excomisario José Manuel Villarejo, está sacando a la luz las prácticas delictivas del principal imputado en la causa relativa a las cloacas policiales. En uno de sus informes, al que ha tenido acceso este diario, la Fiscalía Anticorrupción afirma que el expresidente del BBVA, Francisco González, fue el que ordenó «de forma opaca» contratar al excomisario para espiar y dinamitar el intento de asalto al banco de Sacyr. En su declaración como imputado por los delitos de cohecho y descubrimiento y revelación de secretos, González atribuyó la responsabilidad al que era su jefe de Seguridad, Julio Corrochano, y aseguró que su único afán era saber qué personas y con qué participación estaban detrás de la operación que veía «una chapuza». Pero no vio ni un contrato, ni una factura de las pagadas, dijo.

Para la fiscalía, las diligencias judiciales «vendrían corroborando la solidez de los indicios delictivos en la contratación y en los pagos efectuados a Cenyt» (la sociedad del excomisario), «al haberse llevado a cabo con la presunta participación coordinada de múltiples áreas del banco a sabiendas de la condición policial de Villarejo, y de la utilización por este de medios ilícitos para obtener y acceder a información reservada de particulares con vulneración de sus derechos fundamentales: seguridad corporativa, riesgos y recuperaciones, compras-contratación, contabilidad-intervención, y con especial protagonismo los servicios Jurídicos, cumplimiento y auditoría interna, y del máximo órgano ejecutivo de la entidad, ya que habría sido ordenada dicha contratación, y de forma opaca por la propia presidencia del banco».

Sabía «de su condición policial en activo y de que sus servicios incluían el acceso a información reservada que solo podían obtener prevaliéndose de dicha condición a través de los estrechos contactos que tenían con otros miembros destacados del Cuerpo Nacional de Policía(...)».