Ignacio García Magarzo es el director general de la asociación Asedas, que agrupa a las cadenas de supermercados españolas. Los supermercados y sus empleados han sido protagonistas de las últimas semanas en España, al suministrar productos básicos a la población en pleno confinamiento. Las propias características del mapa del sector de la distribución en España, con un elevado peso del comercio de proximidad, han ayudado a minimizar el impacto de la crisis del coronavirus.

--¿Cómo lleva el confinamiento?

--Bien. Por suerte, trabajando muchísimo. Somos un sector esencial y las empresas tiene hoy necesidades que tratamos de resolver lo más rápidamente posible. Aunque estoy hablando con muchos colegas que me dicen que puede que estemos perdiendo productividad. Que estamos mucho tiempo en videoconferencias. Que perdemos mucho tiempo en llamadas con esto del teletrabajo. Igual tienen razón.

--Quizá hasta trabajamos más tiempo...

--Sí. Eso es seguro, para los sectores que están activos. Desgraciadamente, hay otros que no están teniendo ingresos. Y en los activos, los ingresos han bajado.

--Las medidas de seguridad también recortan productividad la tienda del futuro quizá cambie tras esta pandemia.

--Trataremos de adaptarnos para que no sea así. El sector de los supermercado es uno de los más intensivos en mano de obra de España. Afortunadamente, hemos logrado desarrollar un modelo de compra de proximidad muy eficiente. Hay que destacar el hecho de que los supermercados seamos capaces de poner a disposición del público cerca de sus casas un surtido completo de alimentación a precios competitivos y eso es algo que en pocos países se consigue. Y eso se hace con un gran número de personas empleadas.

--¿Más que en otros países?

--En los supermercados españoles trabajan, de media, más personas que en otros formatos comerciales. Estamos ubicados en zonas en las que el suelo es caro y en las que los supermercados compiten con otro tipo de negocios que tienen unos márgenes comerciales mucho más altos. Los supermercados están al lado de una tienda de moda, de un banco o una joyería. Y, por ello, la repercusión de los costes inmobiliarios en el negocio es muy alta. Por eso, no pueden permitirse dedicar superficie para almacenar productos. Todo el espacio disponible debe ser para la sala de venta y las secciones de fresco. Por eso aquí trabajan más personas. Porque en necesario reponer y mantener un surtido siempre completo a disposición de los clientes. Es fácil de explicar, pero muy difícil de hacer. Por suerte, las empresas de aquí lo han logrado, con mucho esfuerzo, en los últimos 20 años.

--Y son tiendas en general no demasiado grandes

--El formato mediano es el que se adapta mejor a ese modelo, que busca un equilibrio entre el surtido, la logística y la ubicación para lograr ser rentable y sostenible. Eso obliga a disponer de una logística muy eficiente, una reposición muy rápida y mucho personal. En las empresas representadas por Asedas trabajan 260.000 trabajadores, mucho más que en el sector del automóvil, por ejemplo. Estamos muy orgullosos de ello. Igual que de que trabajen en nuestras empresas un 70% de mujeres y un número importante de jóvenes. Es una gran base social que nos hace ser como somos.

--¿Esa eficiencia y mucho personal ha favorecido la distribución de alimentos durante este confinamiento?

--Sí. Pero en los primeros días de esta crisis nos encontramos con una avalancha de clientes en la tienda con un fenómeno de acopio y hubo que reforzar de forma muy importante las plantillas, tanto en las tiendas como en los almacenes y logística. Durante muchos días había que reponer producto de manera intensiva y eso fue fundamental para dar tranquilidad a la población.

--Contribuyó a la calma

--Sí, los supermercados han contribuido a dar calma a la población, pero también eso ha tensionado mucho a las plantillas. Y ha obligado a las empresas a establecer turnos y reforzar con nuevo personal.

--¿También en tiendas?

--Sí, en todos los ámbitos, aunque las plantillas son muy polivalentes. Las cadenas han tenido que ajustar la organización del trabajo para que hubiera momentos de descanso y los trabajadores pudieran soportar la presión que han tenido estas semanas.

--¿Las medidas de seguridad sanitaria han influido?

--Las empresas han tenido, en muchos casos, que incorporar nuevo personal para cubrir esas exigencias. Por ejemplo personal de seguridad. En algunos casos personal propio y en otros externo de seguridad, para facilitar los accesos, ordenas las colas y asegurar que se cumplían los límites de aforo. También ha habido muchas contrataciones para reforzar el comercio 'on line' y eso ha supuesto cambio de algunas instalaciones en tienda y que se haya contratado personal para preparar pedidos.

--¿Qué parte de estas contrataciones se van a consolidar?

--No sabemos ni cuánto tiempo va a durar esta situación ni cuál va a ser el comportamiento del consumidor en los próximos meses. Ojala que la vuelta a la normalidad sea rápida, pero en la medida que haya que compensar esta situación con el esfuerzo del personal habrá que seguir.

--¿Cuánto tiempo se mantendrá la limitación de aforo?

--No lo sabemos. En China, por ejemplo, en plena zona cero de la pandemia, semanas después de terminar el confinamiento las tiendas están abiertas pero con control de temperatura de los clientes, control de aforo, limitación de distancias

--¿Existe ya un diseño de los protocolos pospandemia?

--El Gobierno ha ido publicando las recomendaciones de adaptación de las tiendas, pero el sector ya había tomado medidas según la información que iba llegando de Italia. Existen guías del Ministerio de Sanidad y del de Trabajo que no han sido consensuadas con el sector pero que se han basado en muchos casos en las medidas que nosotros ya habíamos tomando con antelación. Sabemos que se está trabajando en el plan de desconfinamiento, pero no hemos tenido todavía ningún contacto con el Gobierno sobre este tema, para dar nuestra visión y nuestras propuestas. Nos gustaría que fuera cuanto antes.

--¿Qué pasará con la venta 'on line' tras el coronavirus?

--El comercio electrónico de alimentación es un negocio diferente que hasta esta crisis estaba diseñado como complemento para la tienda física o para atender a determinado perfil de consumidores y un tipo de productos. En alimentación parte de la base de que los costes económicos son muy superiores para las cadenas, porque incorporan la entrega a domicilio de productos de bajo valor unitario, y peso y volumen alto, lo que le hace poco competitivo con el comercio de proximidad. Igual que el coste inmobiliario influye en la actividad de las tiendas, la entrega a domicilio incorpora unos costes muy elevados al negocio en 'on line'. Como la oferta de proximidad hoy es muy buena en surtido y precio, el modelo de entrega a domicilio no es competitivo. No es un problema de hábitos o tecnología. Los mismos abuelos que compran billetes de transporte por internet no compraban antes de la crisis productos de alimentación en la red. Es un formato diferente que, hasta ahora, ha servido para fidelizar clientes o para apostar por el futuro y aprender. Sin embargo, con esta crisis las cadenas de supermercados se han dado cuenta de que la venta 'on line' sirve, además, para ofrecer un servicio a los más vulnerables, a las personas de riesgo de contagio o con movilidad limitada. El servicio 'on line' no estaba pensado para eso. Por eso las empresas están haciendo un grandísimo esfuerzo adaptando el servicio.

--Pero el problema de costes sigue existiendo

--Efectivamente. El coste existe. Durante estos últimos años nadie ha ganado dinero con la distribución 'on line'.

--¿Y en las últimas semanas las cadenas están perdiendo dinero por el servicio 'on line'?

--No me atrevería a decir tanto. Pero si antes nadie ganaba dinero con 'on line' no veo la razón por la que actualmente la situación haya cambiado. Aunque hay modelos pensados para optimizar los costes como el sistema de colmena o almacenes especializados para venta en internet. Pero cualquier sistema se ha visto superado por el alza de la demanda. ¿Seguirá creciendo? Seguro. ¿Qué esta situación de pandemia ha descubierto una nueva utilidad de la compra 'on line'? Sí. A nadie se le había ocurrido pensar que la venta 'on line' era útil en una situación de confinamiento.