La presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, María Frontera, y el conseller de Turismo, Iago Negueruela, señalaron ayer que la caída del gigante turístico Thomas Cook se ha producido pese al intento impulsado por hoteleros españoles para mantenerlo a flote, y después de que el Gobierno británico liderado por Boris Johnson se negara a respaldar la operación.

A grandes rasgos, según Frontera, la pretensión de estas empresas hoteleras era condonar deuda a cambio de acciones del citado grupo turístico. Esta negociación estaba siendo respaldada por los Gobiernos central y balear, según apuntó el conseller.

Fuentes del sector sitúan al presidente del Grupo Iberostar, Miquel Fluxá, como uno de los líderes de la operación destinada a dar oxígeno al grupo británico, al tiempo que se recuerda que está también entre los más afectados debido a la fuerte relación que mantenían ambas empresas turísticas.

Las principales firmas hoteleras del país, especialmente baleares y canarias, se pusieron de acuerdo para facilitar la financiación que Thomas Cook necesitaba para evitar la quiebra. Aunque Negueruela no especificó la cantidad que pretendían cubrir los empresarios españoles, más allá de señalar que era «muy importante», fuentes del sector apuntan que se movía por encima de los 100 millones de euros. Como se ha indicado, la presidenta hotelera especificó que se trataba de condonar parte de la deuda del gigante británico a cambio de acciones del grupo.

Esta operación fue supervisada también por la ministra de Industria, Reyes Maroto, para poder trasladarla al Ejecutivo presidido por Boris Johnson. Negueruela añadió que al no cubrirse toda la cantidad económica necesaria, pese a quedarse muy cerca, el Gobierno británico optó finalmente por no avalar la operación.