El Gobierno mantiene sus planes de privatizar Bankia pese al preacuerdo alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos para formar un nuevo Ejecutivo liderado por los socialistas, según han confirmado fuentes del mismo a El Periódico. El partido liderado por Pablo Iglesias lleva años proponiendo convertir la entidad nacionalizada en un banco público de forma permanente, y así lo incluía en su último programa electoral, pero sus nuevos socios no tienen intención de ceder en este punto y solo apuestan por reforzar el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

La posición del Ejecutivo en funciones supone un alivio para la entidad encabezada por José Ignacio Goirigolzarri, de la que el Estado posee un 61,8% del capital. Tras el anuncio la semana pasada del pacto alcanzado por Pedro Sánchez e Iglesias, sus acciones cayeron con fuerza en bolsa (un 8,3% en tres sesiones) por las dudas de los inversores sobre el futuro de la entidad. La propuesta de Podemos incluye cesar al actual presidente y que una mayoría de tres quintos del Congreso elija un sustituto "que sí sea capaz de entender el rol que debe desempeñar la banca pública en la mejora del país".

Sin embargo, Nadia Calviño, ministra de Economía y futura vicepresidenta económica si PSOE y Unidas Podemos logran apoyo parlamentario para formar Gobierno, ha dejado claro desde que asumió el cargo a mediados del 2018 que no comparte esa postura. La exalta funcionaria europea apuesta por la privatización, a la que también insta la 'troika' (Comisión Europea y Banco Central Europeo) como mejor forma de "reforzar el sistema bancario español", según reiteraron las autoridades comunitarias el pasado julio.

Recuperar el máximo

Calviño, eso sí, ha puntualizado en los últimos meses que "no hay prisa" por vender y que su principal objetivo es recuperar el máximo dinero posible de los 24.069 millones de euros inyectados al grupo. La entidad, defendió en agosto, está "bien gestionada, con un equipo muy profesional y con unos resultados financieros muy en línea con el resto del sector", por lo que no hay "presión para tomar esa decisión y menos si puede ser perjudicial para los españoles".

El problema es que la cotización bursátil de los bancos lleva hundiéndose desde hace años por los tipos oficiales de interés negativos con los que el Banco Central Europeo (BCE) trata de evitar la desaceleración económica de la zona euro. A Bankia le ha golpeado especialmente por no tener negocio internacional (como Santander y BBVA) y por el elevado peso de las hipotecas en su balance, frente a otras entidades que tienen una mayor proporción de otros negocios como los seguros (CaixaBank) o el crédito a empresas (Sabadell). El banco nacionalizado ha caído el 72% en bolsa desde que los tipos entraron en negativo en junio del 2014, frente al 52% del Santander, el 51% del BBVA, el 42% de CaixaBank y el 57% del Sabadell.

Alternativas

Al cierre de este jueves, así, la participación del Estado en Bankia apenas vale unos 3.275 millones de euros. Que el Gobierno vendiese sus acciones en el mercado, como el Ejecutivo de Rajoy hizo en el 2014 y el 2017, conllevaría ahora por tanto la pérdida de 17.711 millones en ayudas (descontado los 3.083 millones que el banco ha pagado a su matriz, BFA, que es 100% pública).

Como el BCE volvió a bajar los tipos en septiembre, las perspectivas para su evolución bursátil no son positivas para los próximos dos años. El Gobierno puede volver a retrasar el plazo máximo para privatizarla, actualmente fijado en el cierre del 2021, como ya se hizo en diciembre del 2016 y el mismo mes del 2018. Sin embargo, la opción de venderla o fusionarla con otra entidad va ganando fuerza debido a la situación de la bolsa.

Por el tamaño de Bankia, una operación de este tipo solo sería posible en España para el Santander, el BBVA, CaixaBank y el Sabadell. Los gestores de Bankia confiaban hace años en seguir en solitario, pero comienzan a aceptar que una operación corporativa puede ser la mejor vía para privatizarla. Como suelen reconocer los banqueros, todos hablan con todos sobre posibles integraciones, si bien la entidad presidida por Ana Botín parece en principio que sería la menos interesada porque todavía está digiriendo la compra del Popular.

Venta o fusión

La venta en metálico a una entidad mayor como BBVA o CaixaBank supondría, en principio, una menor recuperación de ayudas. La entidad adquiriente tendría que pagar una prima de control sobre el valor bursátil por la participación del Estado de Bankia, pero con casi toda seguridad no alcanzaría el 540% que sería necesario para que las arcas públicas recuperasen todo lo aportado.

Una fusión entre iguales con el Sabadell (su valor en bolsa es similar) mediante un intercambio de acciones, en cambio, permitiría valorar las dos entidades según su valor intrínseco, no solo el bursátil, y facilitaría al Estado mantenerse en el capital con una participación más diluida e ir vendiendo más adelante, cuando suba la acción.

El Sabadell lo ve con buenos ojos, informa Max Jiménez Botías. Las dos entidades tienen modelos de negocio complementarios y mantuvieron conversaciones a principios del 2018. Cualquier operación, en cualquier caso, pasa porque haya un nuevo Gobierno y por el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE), que debe valorar si la entidad resultante es solvente y sostenible, algo que dudan algunos analistas.