Grifols registró un beneficio neto de 423,4 millones de euros en los nueve primeros meses del ejercicio, lo que supone un descenso del 9,6% respecto al mismo periodo de un año antes, según ha informado la compañía este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La firma ha achacado este resultado, principalmente, al impacto de la evolución de los tipos de interés y al cambio de normativa contable relacionada con el nuevo tratamiento de los arrendamientos (IFRS 16), que asciende a 20,2 millones de euros hasta septiembre de 2019.

En 2018, el resultado neto incluía el impacto financiero positivo de la desinversión en TiGenix por 32 millones de euros. Entre enero y septiembre, la cifra de negocio se situó en 3.737,8 millones de euros en los nueve primeros meses de 2019 con un crecimiento del 14,5% y del 9,7% a tipo de cambio constante del periodo.

Asimismo, el resultado bruto de explotación (Ebitda) reportado en los nueve primeros meses del ejercicio alcanzó los 1.066,1 millones de euros con un aumento del 13,5%, que representa un margen del 28,5%, mientras que el Ebitda subyacente se situó en el 29%.

En los nueve primeros meses del ejercicio, Grifols invirtió 188,5 millones de euros para seguir mejorando y ampliando sus instalaciones productivas, manteniendo la evolución del Plan de Inversiones de Capital para el periodo 2018-2022, que está dotado con 1.400 millones de euros. Además, las inversiones en I+D+i aumentaron un 16,5%, hasta los 244,6 millones, incluyendo proyectos internos, externos y de empresas participadas.

Excluido el impacto de la IFRS 16, la deuda financiera neta de Grifols se sitúa en 5.803,6 millones, incluyendo 792,1 millones de euros en caja, y la compañía ha destacado que mantiene una "sólida generación de caja operativa", que alcanza los 339,2 millones.