Los bancos de la zona euro necesitan aumentar el capital que podrán dedicar a absorber las pérdidas que provoque la crisis que se avecina y evitar de esta manera que el grifo del crédito se cierre. Así lo ha advertido este martes el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, en un mensaje claramente destinado a autoridades nacionales como el Banco de España. El exmininistro de Economía, así, ha recordado que solo siete de los 19 países de la zona euro están obligando a los bancos a guardar fondos para ese fin concreto.

Con este mensaje, el número dos del BCE ha presionado para que todos los miembros del euro obliguen a sus entidades a contar con lo que se conoce como el colchón de capital anticíclico, es decir, un recargo en los requisitos de solvencia para frenar los excesos cuando la economía va bien y del que se puede echar mano cuando va mal. Ya lanzó una advertencia similar el pasado junio en Santander directamente destinada al Banco de España con el argumento de que los precios inmobiliarios estaban subiendo demasiado en "segmentos específicos" del mercado.

En unas jornadas en la sede del BCE en Fráncfort sobre supervisión bancaria, Guindos ha argumentado que los niveles de capital de los bancos pueden verse reducidos por la crisis y activar las limitaciones legales a la remuneración que pagan a sus accionistas vía dividendos. Ello podría provocar, ha continuado, que las entidades reduzcan el crédito para lograr que su capital (que se mide en relación con los activos) no baje por debajo del nivel que restringe el pago a los propietarios. De ahí la necesidad, ha sostenido, de contar con un capital que puedan utilizar sin afectar a los préstamos. Actualmente, solo tienen activado ese colchón o han anunciado su activación Alemania, Francia, Irlanda, Lituania, Luxemburgo, Eslovaquia y Bélgica, con un recargo en los requisitos de capital que va de los 0,25 a los 2 puntos.

DIFERENTE VISIÓN

El Banco de España, sin embargo, lo ve de manera distinta al vicepresidente del BCE. La institución gobernada por Pablo Hernández de Cos apuntó la semana pasada que, si la economía (y particularmente el crédito) se comporta como espera, podría activarlo "en la primera mitad del 2021", dando a los bancos españoles un año para captar ese capital adicional. Sin embargo, añadió que si la crisis golpea más duro de lo que se prevé, algo que no es descartable dado que su escenario central "se encuentra sujeto a numerosos factores de riesgo a la baja", se produciría una "revisión de esta valoración". O dicho de forma más clara, que podría no activar el colchón anticíclico si el deterioro económico se acentúa.

Guindos, sin embargo, ha insinuado que el BCE podría tomar cartas en el asunto si los 12 países que no cuentan con el colchón de capital siguen sin actuar: "Las autoridades macroprudenciales nacionales permanecen como la primera línea de defensa para contrarrestar prontamente los riesgos sistémicos emergentes. Pero el BCE puede establecer requisitos macroprudenciales más altos que aquellos fijados por las autoridades nacionales, si es necesario". El banco central del euro, de hecho, ha analizado si legalmente puede solo elevar el requisito en los países que ya lo han activado o puede también obligar a todos los países a activar el recargo anticíclico.

FONDO DE GARANTÍA EUROPEO

El principal elemento de debate en las jornadas, en cualquier caso, ha sido el cambio de posición de Alemania sobre la creación de un Fondo de Garantía de Depósitos Europeo, del que se lleva hablando sin grandes avances desde el 2012. El ministro germano de Finanzas, Olaf Scholz, publicó un artículo en el 'Financial Times' este lunes en el que se abrió por primera vez a su puesta en marcha de forma limitada pero a cambio de cuatro condiciones: homogenizar las normativas de insolvencias de los países del euro; usar los fondos nacionales antes que el europeo; armonizar la tasa fiscal que pagan los bancos en cada país; y reducir los activos tóxicos y la deuda pública en manos de las entidades.

Olivier Guersent, director general de estabilidad y servicios financieros de la Comisión Europea, lo ha valorado como un "muy buen punto de partida, por supuesto menos ambicioso" que el propuesto por Bruselas. En particular, ha subrayado que Scholz no ha insistido en la idea alemana de que la deuda pública deje de ser considerada un activo libre de riesgo para el cálculo de los requisitos de capital, sino que ha apostado por obligar a las entidades a tener bonos de más países, en lugar de centrarse en los de su Estado de origen. Con todo, Andrea Enria, presidente del Mecanismo Único de Supervisión del BCE, ha considerado poco probable que el fondo europeo de garantía de depósitos esté creado antes del 2025, si bien Elke König, su homóloga del Mecanismo Único de Resolución, se ha mostrado menos pesimista.