La crisis del 1973 fue la crisis del petróleo, la del 2008 fue la financiera y la del 2020 se perfila como la crisis del sector turístico. España recibió en marzo la visita de dos millones de turistas internacionales, una cifra que supone un 64,3% menos con respecto al mismo mes del 2019, según los datos publicados ayer por el INE. Un reflejo fiel de las primeras consecuencias del coronavirus sobre el turismo que se agravará en los meses sucesivos.

El cierre de fronteras y la restricción de los viajes «suprimió de facto el flujo de visitantes internacionales con destino a España por motivos turísticos», indica el INE. La oficina estadística explica que solo han contabilizado las llegadas de visitantes a España por carretera y ferrocarril hasta el 16 de marzo, y por puertos y aeropuertos hasta el 21 de marzo. La nota positiva, si la hay, es que quienes visitaron España se gastaron el 2,7% más de media (1.097 euros) con un alza del gasto medio diario del 0,9%, (152 euros más). En el acumulado global del gasto, la caída es similar a la de las llegadas con 2.215 millones de euros, el 63,3% menos que en el mismo mes que el año pasado. España cierra el primer trimestre de 2020 en negativo, con 10,6 millones de turistas, un 25,6% menos que en 2019.

Más allá del efecto negativo de la pandemia en marzo, que se resumirá en «cero» en abril y, probablemente, también en mayo, el principal quebradero de cabeza del sector es qué ocurrirá con el verano. España suele recibir alrededor de 10 millones de turistas en los meses de julio y agosto con un gasto que el año pasado ascendió a más de 20.000 millones de euros. En la radiografía económica enviada por el Gobierno a Bruselas (Plan de Estabilidad) se prevé cero actividad turística extranjera en el 2020. El plan de transición a la nueva normalidad no contempla la reapertura de fronteras y, según interpreta Bankia Estudios, la «fecha tentativa» que se plantea el Gobierno es octubre.

«Si resulta que no es viable viajar transfronterizamente en verano, por mucho plan de rescate que tenga la Unión Europea para el turismo, estamos muertos», asegura el vicepresidente del lobi turístico Exceltur, José Luis Zoreda. A su juicio la clave está en la reunión de ministros de Transportes que se celebrará la próxima semana en Bruselas porque una decisión por países sería «caótica».

A falta de conocer los planes de la Comisión Europea, España se prepara para mantener uno de las principales características que le han hecho líder internacional en el turismo: la seguridad, ante el posible miedo al contagio que se pueda generar en todo el mundo. El Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) ha elaborado 21 protocolos higiénico-sanitarios, de los cuales ocho ya están avanzados para garantizar que todos los puntos de la cadena de valor estén libres de covid-19. Es decir, para dar garantía a los visitantes de que si entran sanos en un museo, saldrán también sanos de él.

Lo único que parece claro es el inicio del turismo nacional. El objetivo del Gobierno es que los viajes entre provincias se puedan retornar el 1 de julio. Pero «vivir» de la demanda nacional no es suficiente.