Las restricciones impuestas para contener la propagación del covid-19 han sumido a la economía europea en un coma artificial que podría provocar una profunda contracción del PIB de hasta el 15% este año. La advertencia la lanzó ayer la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, durante la cuarta cumbre que celebran los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en siete semanas y que ha servido para respaldar la creación de un plan de reconstrucción para ayudar a los países más afectados por la pandemia, aunque con los detalles todavía por negociar.

Pese a que todavía persisten importantes diferencias entre los gobiernos europeos, especialmente entre los del norte y del sur, en cuanto al volumen que debe tener el nuevo fondo o si los recursos se deben entregar a los Estados miembros en forma de préstamos o subsidios a fondo perdido, los Veintisiete han optado por enterrar el hacha de guerra. La presidenta del BCE advirtió a los dirigentes europeos de las consecuencias negativas de «hacer demasiado poco demasiado tarde» y pintó un panorama oscuro debido a la persistente incertidumbre que rodea a la epidemia y que podría derivar este año en un hundimiento del PIB del 5% en un escenario optimista, del 9% en la hipótesis central y del 15% en el peor de los escenarios. Cifras que confirman lo peor y que la reactivación económica requerirá de mucho dinero.

El siguiente paso será la presentación de una propuesta de la Comisión Europea -tanto del próximo marco presupuestario como del nuevo fondo- que, según presidenta, Ursula von der Leyen, podría llegar durante «la segunda o tercera semana de mayo». El nuevo fondo estará integrado en el marco financiero plurianual de la UE para el período 2021-2027. El objetivo es movilizar hasta 2 billones de euros. Para financiar el nuevo plan, Bruselas contempla la creación de un instrumento de recuperación y resiliciencia temporal, dotado con 300.000 millones, que sumado al sistema de recursos propios del presupuesto de la UE permitiría captar en los mercados financieros, a través de bonos europeos, otros 320.000 millones. España, Francia, Italia, Portugal y Grecia quieren un fondo en forma de subsidios.