La compañía farmacéutica estadounidense Nostrum Laboratories ha aumentado en EEUU más del 300% el precio de un medicamento recetado para combatir el resfriado. Lo vende al precio de 170 dólares. La estrategia comercial habitual en cualquier sector que dicta establecer el mayor precio posible a cualquier producto es en el sector farmacéutico anatema, pero en EEUU es posible.

El incremento de precio de la solución oral de prometazina y codeína de Nostrum se produce después de que el año pasado la misma compañía aumentase en más de cuatro veces el precio de la nitrofurantoína, una mezcla de antibióticos, hasta más de 2.000 dólares (en España 42 comprimidos de furantoína se venden por menos de cinco euros).

Nostrum ha aumentado en un 326% el precio de una botella de 473 mililitros de prometazina y codeína para situarlo en esos 170,55 dólares (unos 152 euros). Medicamentos similares en España basados en codeína se venden a menos de cinco euros. Pero en EEUU también se venden especialidades similares a precios mucho más bajos. Es el caso de Tris Pharma, que lo ofrece por 27 dólares o Hi-Tech Pharmacal, por 12,35 dólares.La prometazina es un antihistamínico que alivia el picor y los estornudos, mientras que la codeína se usa para suprimir la tos y aliviar el dolor. El objetivo de Nostrum Laboratories es proveer de un remedio rápido de los síntomas del resfriado a pacientes con elevado poder adquisitivo. Después del último aumento de precios, el consejero delegado de la firma, Nirmal Mulye, afirmó a 'Financial Times' que el precio de lista de un medicamento que a menudo es diferente al precio que paga un asegurador o el paciente era "irrelevante".

EL ESTADO MARCA LOS PRECIOS AQUÍ

En España es el Estado el encargado de fijar el precio de financiación de los medicamentos que se incluyen en la prestación pública. La decisión corresponde a la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos. En la decisión se valora especialmente la utilidad terapéutica del medicamento y su grado de innovación, además del impacto presupuestario, y todo ello en un marco de financiación selectiva de medicamentos bien diferenciados.

La negociación entre el Estado y las farmacéuticas es confidencial. La confidencialidad en el proceso de fijación de precios de la financiación pública aumenta el margen de negociación de gobiernos y compañías farmacéuticas para llegar a acuerdos para maximizar el acceso en virtud de la situación específica de cada país, contemplando desde la realidad económica y social hasta las necesidades sanitarias y las prioridades de cada sistema de salud. La participación colegiada del Gobierno y las comunidades autónomas en el proceso de fijación de precios de los medicamentos en España "garantiza que la inversión pública se hace con todas las garantías de objetividad y rigor, y teniendo en cuenta, entre otros criterios, el valor terapéutico y social y el impacto presupuestario", según la patronal Farmaindustria. "El único fin que tiene la confidencialidad de los precios es maximizar el acceso de los pacientes a los medicamentos innovadores y permite que cada país consiga el mejor precio posible en función de sus circunstancias (coberturas públicas, copagos, capacidad económica), en equilibrio con el necesario retorno económico para las compañías farmacéuticas", explica Farmaindustria.

Una farmacia de Nueva York.

En opinión de los expertos de la patronal, "si no hubiera confidencialidad en el ámbito europeo, por ejemplo, los precios tenderían a igualarse en un valor único que podría ser relativamente bajo para los países más ricos pero demasiado alto para los de menor capacidad económica. Ese fenómeno no mejoraría el acceso para los pacientes de los países más ricos pero lo podría complicar en los de menos recursos, empeorando la situación de estos países".

Solo uno de cada 10.000 compuestos en investigación acaba siendo un medicamento a disposición de los pacientes; el coste de crear un medicamento supera los 2.400 millones de euros, y todo el proceso dura entre 10 y 12 años, que se restan al periodo total de protección del medicamento original. Solo tres de cada 10 medicamentos comercializados logran generar retornos económicos suficientes en todo el mundo como para compensar la inversión en I+D realizada por el laboratorio.

Los nuevos medicamentos tienden a ser cada vez más específicos y orientados a perfiles más concretos de pacientes. Al estar destinados a menos pacientes y no decrecer el coste de I+D es necesario mejorar su precio para tratar de compensar la fuerte inversión, defienden las empresas. Una de las formas para compensar esos precios altos es involucrar a las infraestructuras públicas en los ensayos clínicos y abaratar los procesos de desarrollo de los medicamentos, por ejemplo, poniendo a disposición de las empresas las capacidades humanas de los hospitales o incluso las basa.