La multinacional de la moda Mango alcanzó el pasado año un récord de ventas y volvió a tener beneficios. La racionalización de la oferta, la mejora de la rentabilidad de las tiendas, el programa de fidelización y la venta on line construyeron un combinado clave y efectivo para dar la vuelta a unas cuentas necesitadas de oxígeno y que abren nuevas posibilidades de diversificación para la marca en los próximos años.

El consejero delegado de Mango, Toni Ruiz -qué fue nombrado el pasado 3 de marzo después de formar parte de su Consejo de Administración desde el 2015 y ser director general en el 2018- calificó de «extraordinario» el ejercicio y un punto de inflexión para definir nuevos proyectos en el plan trianual que se está definiendo en estos momentos en la firma propiedad de Isak Andic.

Las ventas alcanzaron los 2.374 millones de euros, el 6,3% más. El beneficio bruto de explotación (ebitda) creció el 43,7% hasta los 194 millones de euros, con un beneficio neto de 21 millones (36 millones de pérdidas en el 2018). La deuda neta pasó de 315 a 184 millones de euros.

La venta on line supone ya casi el 24% de las ventas totales, uno de los porcentajes más altos del sector de la distribución de moda. La facturación en internet creció el 26,7% hasta los 564 millones de euros y el crecimiento previsto es del 20% anual.

La web de Mango superó los 600 millones de visitas (el 80% desde dispositivos móviles y apunta a convertirse en un mercado virtual más ambicioso.

La compañía finalizó el ejercicio con 2.188 tiendas, cinco más que el año anterior, en el marco de un proceso de cierres y aperturas para adecuar el formato a establecimientos más grandes (la superficie media ha pasado de 250 a 450 metros cuadrados en tres años).

La inversión se mantendrá en 60 millones anuales, con la idea instalar RFID (control telemático de prendas) en la mayoría de las tiendas en dos años y afrontar nuevos proyectos.