De nuevo el presidente de EEUU Donald Trump, que en noviembre afrontará elecciones para un segundo mandato, tiene las llave de la economía global. De su propensión al conflicto dependerá que el mundo pase de una desaceleración más acusdada o una crisis o a una etapa de estabilización. En sus manos está sellar la paz comercial con China, un factor que puede disipar la mayoría de riesgos que acechan a la economia global. De todas formas, aunque se ha cerrado una primera fase, quedan aspectos complejos pendientes en esta pugna arancelarias.

Otra de las incógnitas es el brexit, que con con la contundente victoria de Boris Johnson ha calmado los ánimos. Pero existen muchas opciones de que el Reino Unido caiga en la tentación de erigirse en una especie de gigantesco paraíso fiscal vecino de una Unión Europea (UE), que debería acelerar los pasos hacia un presupuesto común y una efectiva integración económica y financiera sorteando las amenazas populistas antieuropeístas, que están al acecho. A su vez puede ser el ejercicio en el que se estreche el cerco a las grandes tecnológica de cara a que tributen de forma más ajustada y de acuerdo a donde obtienen sus beneficios. En buena parte esto dependerá también de la capacidad de presión de EEUU, contraria a este tipo de medidas fiscales.

Mientras, el ejercicio comenzará de nuevo en España sin unos presupuestos, como sucedió en el 2019. En el primer caso se prorrogarán los del exministro de Hacienda, Crístóbal Montoro, por segundo año consecutivo, que serán ya los presupuestos más longevos de la democracia.

Y todo ello cuando la transición energética debe acelerarse para cumplir los objetivos de descarbonización de la economía. La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propone un Green New Deal para que el continente europeo sea carbono neutral en el 2050.