Madrid fue ayer el escenario de un macrojuicio contra el modelo laboral de las empresas digitales de reparto de comida a domicilio. Y los actores principales fueron la abogacía del Estado, en defensa de los intereses de la Tesorería de la Seguridad Social, y Deliveroo. Hasta 529 repartidores o exrepartidores de la plataforma fueron citados a declarar para que el juez determine si son o no falsos autónomos. Con la consecuente -y probablemente millonaria, dados los precedentes- sanción que ello conllevaría de considerarse que el modelo laboral de Deliveroo no se ajusta a la legislación española. La sentencia que saldrá de este juicio determinará si la actuación de la Inspección de Trabajo en Madrid, que consideró falsos autónomos a los repartidores y les dió de alta en la Seguridad Social como asalariados, se ajusta a la legalidad. Será por lo tanto el primer gran examen al modelo laboral de la empresa de reparto a domicilio, ya que, si bien la sentencia no generará legalmente jurisprudencia, sí podrá ser un modelo de referencia para futuras actuaciones de la Inspección de Trabajo. Cabe recordar que actualmente Deliveroo tiene causas abiertas en diferentes ciudades de toda España; el más cercano el próximo 5 de junio en Barcelona.

INSPECCIÓN UNÁNIME / Hasta ahora la Inspección de Trabajo ha levantado acta en Barcelona, Madrid y Valencia, en las que dio de alta a los repartidores en la Seguridad Social como trabajadores por cuenta ajena y le exigía a Deliveroo las cuentas atrasadas. La empresa recurrió en su día las diferentes actas y ahora en esta cadena de juicios prevista para el 2019 los juzgados deberán posicionarse. En Valencia un juez ya dictaminó el pasado verano que la relación entre un repartidor y la compañía era propia de asalariados, por ende, el rider era un falso autónomo. En declaraciones a los medios de comunicación, Esther Comas, la letrada de Colectivo Ronda, despacho que interpuso las denuncias, aseguró que espera que se declare la relación laboral de los 529 riders, puesto que estos están incluidos dentro de la organización de la empresa y controlados por la aplicación. «Por si solos no pueden realizar la actividad sin la empresa informática y sin el control por parte de Deliveroo», declaró. La empresa, por su parte, defiende el acuerdo de «colaboración» entre Deliveroo y los riders que se traduce legalmente en que estos sean autónomos, un modelo laboral que les proporciona a los mensajeros «libertad y flexibilidad de elegir cuándo y dónde trabajar». «Ser autónomos les proporciona una serie de beneficios, como pueden ser elegir si trabajan o no, cuántas horas, en qué momento... y ademas pueden decidir con quién trabajan al poder hacerlo con más empresas o plataformas. Si les clasifican como empleados pierden eso», explicó la directora de comunicación de Deliveroo, Carolina Pérez. Y eso ha sido lo que defendió su abogado, Román Gil, socio del despacho Sagardoy, que definió la relación laboral de Deliveroo como «una nueva forma» de negocio que persistirá en el tiempo. Decenas de testigos se pasaron por delante del juez durante el día de ayer. Entre ellos, María, antigua trabajadora de Rider Support y también delegada sindical de CNT (dice que le echaron de la empresa por este motivo, pero alcanzó un acuerdo para evitar el juicio) que testificará que la «rapidez y eficacia» a la hora de repartir es determinante: «Los que tenían mejor porcentaje porque entregaban más pedidos en las horas de más demanda y lo hacían más rápido, elegían primero», explicó.