La crisis económica que ha dejado la pandemia de la covid-19 tendrá un mayor impacto sobre el empleo del que inicialmente previeron algunos organismos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 10 millones de puestos de trabajo pueden desaparecer este verano en los países del sur de Europa, lo que equivale a una pérdida del 18% de las horas trabajadas. La región con mayor peso en todo el Continente de sectores como el turístico o los servicios está siendo, con diferencia, la más afectada de toda Europa. Y el final del año vendrá marcado por la incógnita de un posible rebrote, que, no obstante, en el peor de los escenarios tendrá un menor impacto que el experimentado durante el primer contagio.

El sur de Europa está siendo durante el segundo trimestre del año la región más castigada laboralmente. Mientras los territorios del oeste (-14,3%), el norte -15,3%) o el este (-11,6%) han dejado de trabajar menos horas, en el sur se concentran las mayores pérdidas de empleo, con un descenso estimado del 18%. Solo superadas en todo el mundo por las previstas, según los cálculos de la OIT, para continente americano -tanto norte, como sur-. La llegada más tardía del virus al otro lado del Atlántico es uno de los factores explicativos de ese mayor afectación.

La OIT se ha visto obligada a ir actualizando a la baja sus barómetros, en el sentido de que sus previsiones de impacto de la crisis de la covid han empeorado edición tras edición. En el caso del sur de Europa, la pérdida de horas trabajadas que inicialmente contemplaba era del 15,9%; más de dos puntos por debajo de la última estimación. En todo el mundo la OIT estima que se han dejado de trabajar el 14% de las horas que era habitual realizar antes de la pandemia. La gestión de esa pérdida de empleo no está siendo la misma en todos los países.

En Europa el modelo de los ertes y la protección pública de las rentas se ha impuesto en mayor medida que en otros países. El caso estudiado por la OIT es el de Reino Unido, donde el 73% de las horas dejadas de trabajar son debido a personas que mantienen su puesto de trabajo pero que están suspendidas. En el modelo de Estados Unidos el modelo de protección de rentas es mucho menor y solo alcanza al 24% de los afectados. La salida por la que mayoritariamente han optado las empresas estadounidenses ha sido la del despido, que explica el 46,4% de las horas dejadas de trabajar. Canadá representa un modelo a medio camino, en el que el 48% de los afectados han pasado a erte o una fórmula similar y el resto han sido despedidos o con sustanciales reducciones de jornada.

La incógnita de un rebrote

Las previsiones de la OIT incorporan un modelo con tres escenarios, que incorporan la posibilidad de un rebrote y sus potenciales efectos sobre los ritmos a los que se recuperará el empleo. En el mejor de los casos, la organización prevé en su estudio que las secuelas de la pandemia provocarán que en Europa se trabajen el 1,2% menos de horas. Un escenario en el que se interiorizan secuelas, pero que muestran una afectación muy reducida, de una décima parte de la actual. Este sería el mejor de los escenarios. En la hipótesis intermedia, la pérdida de horas sería del 5,4%, es decir, un tercio de las que se están perdiendo ahora. Y en el peor de los escenarios, con un rebrote que obligue a confinar de nuevo parte de la economía, la pérdida sería del 10,6%. Un nivel igeramente inferior al impacto que actualmente lastra a la economía europea.