El precio de barril de petróleo Brent, la calidad de referencia en Europa, ronda los 50 dólares a la espera de los resultados de la reunión que celebran este jueves los países exportadores que integran el cártel de la OPEP.

Aunque algunos países tienen la esperanza de se establezca un techo de producción, no está claro que suceda después del fracaso de la cumbre de productores celebrada en Doha. Entonces, el choque entre los intereses de Arabia Saudí, el mayor exportador; eIrán, que no quiere limitaciones de producción tras superar en enero pasado el embargo impuesto por la comunidad internacional.

Antes del encuentro de Doha, en diciembre pasado, los miembros del cártel no llegaron tampoco a un acuerdo para establecer un límite en el suministro de petróleo. La OPE, con unos 32 millones de barriles diarios, aporta en torno a un tercio de la ofera mundial de crudo.

Pero el representante de Irán en la reunión de la OPEP, Mehdi Asali, ha dicho este miércoles que el país persa no tiene intención de renunciar a su derecho de incrementar la producción de petróleo tras años de sanciones internacionales, según informó la agencia de noticias del ministerio de petróleo iraní, Shana.

En todo caso, el ambiente previo a la reunión de Viena es de cauteloso optimismo ante los primeros indicios que apuntan a un posible reequilibrio entre la oferta y la demanda de crudo en los próximos meses.

ESTABILIZACIÓN

Los mercados no esperan cambios en la política petrolera de los 13 países miembros del grupo, que en abril bombearon juntos 32,4 millones de barriles diarios de crudo. Los expertos esperan que el precio del barril se estabilice en torno a los 50 o 60 dólares al final de este año.

La cotización del Brent cayó hasta los 27 dólares el pasado enero, un mínimo no visto en 12 años, desde los más de 100 dólares de mediados del 2014. Todo ello debido a un exceso de oferta, alimentada, entre otros factores, por la costosa producción de diversos tipos de petróleo no convencionales, como el de esquisto en EEUU, obtenido con técnicas como la fracturación hidráulica o 'fracking'.

Para reducir la rentabilidad y eliminar así al menos parte de esa producción competidora rival, Arabia Saudí lideró una controvertida estrategia de aguantar para mantener los precios bajos para defender su cuota de mercado. Es una política que ha sumido en la ruina a productores como Venezuela.

Esa postura, apoyada por los demás socios OPEP, se ha mantenido hasta ahora, pese a la oposición de otros miembros como Venezuela, Irán o Argelia, favorables a recortar la oferta petrolera y que inclusotrataron de plasamarlo en un acuerdo.