No está claro si es un brindis al sol para mejorar su imagen corporativa o una genuina declaración de intenciones para adaptarse a lo que exige la sociedad. El tiempo dirá. Lo cierto es que 200 grandes empresas de EEUU se han comprometido a tener en cuenta el bien común a la hora de tomar decisiones corporativas, guiadas hasta ahora por una sola premisa: maximizar los beneficios. La organización que representa a los titanes de la industria de EEUU ha reescrito su «propósito corporativo»: desde ahora tendrán en cuenta los intereses de sus trabajadores, consumidores y las comunidades donde operan.

«Cada una de las partes interesadas es esencial. Nos comprometemos a aportar valor a cada una de ellas en pos del éxito futuro de nuestras compañías, nuestras comunidades y nuestro país», aseguró en una nota Business Roundtable, una organización que promueve los intereses de las grandes empresas en el ámbito de las políticas públicas. El texto ha sido suscrito por los consejeros delegados de 181 de las 192 compañías que la integran (JP Morgan, Apple, Boeing, Amazon, Exxon, Coca-Cola...). El cambio de directrices llega en un momento de creciente animadversión social hacia la clase empresarial, a la que se responsabiliza de las desigualdades económicas.

Varios candidatos demócratas han hecho de los ataques contra la «oligarquía empresarial» el eje central de sus campañas y han propuesto medidas para reducir los salarios de sus ejecutivos, prohibir las recompras de acciones o forzar a las compañías a incluir a representantes de los trabajadores en sus juntas directivas.

Business Roundtable remarca su compromiso para «invertir en los trabajadores», ayudándoles en su formación para adaptarse a los cambios tecnológicos y promoviendo la diversidad, la inclusión y el respeto. «Esto empieza con compensarles de forma justa y ofrecerles beneficios importantes», dice el texto. También se compromete a «proteger el medioambiente».