El precio del petróleo registró ayer una importante subida provocada por la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de abandonar el acuerdo nuclear con Irán. El precio del crudo, que se había moderado en los últimos días, aumentó un 3% por el temor a que la creciente posibilidad de un conflicto en Oriente Próximo afecte al suministro.

Así, el petróleo Brent, la calidad de referencia en Europa, alcanzó ayer su precio máximo desde noviembre del 2014, llegando a los 77,20 dólares por barril, con un aumento de 2,15 dólares en un solo día. Por su parte, el precio del petróleo estadounidense, el West Texas, ha subido 1,90 dólares el barril, alcanzando un precio del 70,96 dólares, su mayor cotización también desde el 2014.

«Pensamos que los precios van a permanecer en el nivel actual durante los próximos meses y que Arabia Saudí podría aumentar su producción para frenar la subida de los precios que puede lastrar el crecimiento mundial», anticipa el economista jefe de Ostrum AM, Philippe Waechter. A la decisión de Trump de romper con Irán se une una fuente de incertidumbre derivada de la inquietud política en Venezuela como alimento de las tensiones sobre el precio del petróleo.

Como suele suceder, todo parece indicar que el nuevo encarecimiento del petróleo provocará, más pronto que tarde, una subida de los precios de las gasolinas. De esta forma, se intensificaría la tendencia alcista que viene registrando el coste de los carburantes en las últimas semanas. El precio del litro de gasolina siguió creciendo en abril en España y se situó por encima de los 1,30 euros, una barrera que no se superaba desde hace tres años.

El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ya avisó ayer a las grandes petroleras que controlan el sector que su departamento estará «vigilante» para evitar márgenes abusivos ante este nuevo repunte de precios. Se estima que el precio del petróleo contribuye en el 47% del coste del diésel y del 42% de la gasolina.

CHINA, LA GRAN AFECTADA/ La subida del crudo afecta especialmente a China, el mayor comprador de petróleo iraní y el mayor consumidor de oro negro del mundo. Un frenazo en la economía china podría ralentizar el crecimiento mundial. Actualmente Irán es el quinto productor mundial de crudo, por detrás de EEUU, Rusia, Arabia Saudí e Irak, con cerca de 3,81 millones de barriles diarios, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Irán volvió a su posición como uno de los principales exportadores de crudo en el 2016, como consecuencia del levantamiento de las sanciones establecido en el acuerdo nuclear. De hecho, pasó a ser el tercer exportador de la OPEP, tras Arabia Saudí e Irak.

Todo esto está ahora en riesgo después de la orden firmada por Trump el martes para retirar a su país del pacto nuclear con Teherán, firmado en el 2015, y volver a imponer sanciones económicas al país, que entrarán en vigor entre agosto y noviembre. Esta decisión implicará retirar del mercado la producción iraní.

Por su parte, Arabia Saudí se ha comprometido a apoyar la estabilidad del mercado petrolero y a compensar una posible reducción del suministro de crudo por parte de Irán. «El Reino trabajará con los principales productores para reducir los efectos de la escasez de suministros», afirmó el Ministerio de Energía saudí.

El petróleo de Arabia Saudí no es el único que gana con esta situación. «Estados Unidos es el gran ganador en la siutación actual, pues su producción nunca ha alcanzado niveles tan elevados», subraya el analista Ostrum AM (antigua Natixis AM). Con los precios del barril de crudo por encima de los 60 dólares, la producción de shale oil (el petróleo de esquisto que se extrae mediante técnicas de fracking) ha alcanzado niveles históricamente elevados en EEUU.