El producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos registró una contracción anualizada del 4,8% en el primer trimestre del año como consecuencia del impacto de la pandemia del Covid-19, frente al crecimiento del 2,1% observado en el trimestre inmediatamente precedente, según la primera estimación del dato presentada este miércoles por la Oficina de Análisis Económico del Gobierno (BEA, por sus siglas en inglés).

El organismo sin embargo, ha alertado de que los efectos económicos completos de la pandemia no se pueden cuantificar, ya que los datos en los que se basa todavía están incompletas y tardarán en actualizarse. Además, el impacto completo de la crisis del Covid-19 solo comenzó a notarse en el país a partir de la tercera semana de marzo.

La economía estadounidense no experimentaba una contracción tan severa desde el cuarto trimestre de 2008, en plena crisis, cuando el PIB del país norteamericano observó una caída del 8,4%. Asimismo, se trata de la primera contracción de la economía desde el primer trimestre del 2014.

Prácticamente todos los componentes del PIB registraron datos negativos en el primer trimestre. El gasto de los hogares se contrajo un 7,6%, frente al incremento del 1,8% del cuarto trimestre, lo que supone la peor lectura del dato desde el segundo trimestre de 1980. El gasto en bienes duraderos se desplomó un 16,1%, mientras que en servicios descendió un 10,2%.

De su lado, la inversión de las empresas se contrajo un 5,6%, frente al descenso del 6% del trimestre precedente. La caída menos abultada se debe a que las decisiones de inversión se toman con cierto tiempo de antelación. Aun así, la inversión en estructuras descendió un 9,7%, dos puntos y medio más que en el cuarto trimestre del año, mientras que la inversión en equipos cayó un 15,2%, frente al descenso del 4,3% de los tres meses anteriores.

La balanza comercial neta alivió la caída del PIB, ya que aunque las exportaciones descendieron un 8,7%, las importaciones se hundieron un 15,3% entre enero y marzo. Esta contracción es más del doble que la registrada en el cuarto trimestre del 2019. Asimismo, la Oficina ha desglosado que los ingresos personales disponibles de los estadounidenses se elevaron un 1,9% en el trimestre, lo que supone el peor dato desde 2015. Asimismo, la tasa de ahorro se elevó en dos puntos porcentuales, hasta el 9,6%.