La nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se estrenó ayer en su primera rueda de prensa tras una reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno reivindicando poder ofrecer su «propio estilo», diferente del de su antecesor, el carismático Mario Draghi.

«No sobreinterpreten, no anticipen, no hagan referencias. Voy a ser yo misma, probablemente diferente», anticipó Lagarde a los periodistas antes de empezar el turno de preguntas. «De una vez por todas, no soy una paloma», añadió en referencia al sobrenombre que el argot de BCE asigna a los partidarios de una política monetaria más acomodaticia (impulsora de más bajos tipos de interés). «Ni un halcón», en alusión al apelativo de quienes promueven un endurecimiento monetario, como Alemania. «Mi ambición es ser un búho, que se asocia a menudo con una cierta sabiduría», resolvió la exgerente del Fondo Monetario Internacional.

De esta forma tan personal ha encarado la expolítica francesa su primera reunión de política monetaria que se ha saldado sin cambios en los niveles de mínimo histórico en que llevan desde marzo del 2016. «Los primeros indicios sugieren que su objetivo es representar el centro del Consejo de Gobierno y adoptar un estilo de liderazgo más amplio, impulsado por el consenso, abriendo el espacio para debates y acuerdos sin enfrentamientos frontales en las reuniones de política monetaria», valoró después la firma de inversión Pimco.