Los productos frescos eran el bastión de las tiendas tradicionales hasta hace muy poco; sin embargo, los supermercados han empeñado sus estrategias y se lo están arrebatado. La carne, el pescado, el pan o la fruta ya se compran en el súper más que en el mercado. Según el informe de consumo alimentario de España del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el 2018 el comercio especializado englobó el 30,8% de las compras en esta categoría, pero los supermercados superaron esa cifra, al situarse en el 36,7%; en el 2011 la tendencia era contraria: las tiendas tradicionales tenían un 39,6% de cuota de productos frescos y los supermercados, en cambio, el 30,7%.

Por productos, en los supermercados se compra el 38,9% de los kilos de pan, mientras que en la panadería se adquiere el 36%. Lo mismo ocurre con la carne. En el súper se compran casi la mitad de los kilos que se adquieren para consumo doméstico, mientras que en la tienda de barrio un 26,55% -tras una caída del 8%-; y con el pescado (50,7% en los súpers y 31,9% para la pescadería, tras un recorte del 9,3%). En la fruta, la situación está más igualada (34,3% en el súper y 31,8% en el canal tradicional), pero mientras los súper ganan el 5,1% de volumen, las fruterías pierden el 6,5%.

«En los últimos 20 años todos los supermercados se han centrado en captar esta cuota de mercado y casi toda la publicidad que hemos visto y vemos está centrada en los productos frescos», explica el responsable de retail de Kantar Worldpanel, Florencio García. El motivo es que España es una rara avis en Europa donde las tiendas tradicionales tienen una cuota de entre un 5% y un 8%, por lo que resulta muy atractivo para los fondos de inversión de fuera: aquí los supermercados todavía tienen un amplio margen.

Antes, en el centro de grandes ciudades como Madrid o Barcelona había dos o tres tiendas, ahora hay un Caprabo, Consum, Condis, Mercadona, Carrefour, Dia o cualquier otro, cada cinco minutos. «El incremento de tiendas hace que se explote y que se produzca cada vez más este trasvase», apuntó García. Desde la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) sitúan el crecimiento de este tipo de productos en sus supermercados asociados -Carrefour, Alcampo, Eroski, Supercor y Lidl- en torno al 18% en el último año.

En concreto, en España hay un total de 20.785 supermercados, a los que se suman 31.702 tiendas tradicionales, según los datos de Nielsen. Es decir, hay más de 50.000 tiendas para alimentar a 47 millones de bocas. ¿Peligro de burbuja? Ni de lejos. A las cadenas grandes, y a las no tan grandes, todavía les queda ese 30% por crecer que tienen los pequeños negocios para crecer, según los expertos.

«Es probable que en algún momento se produzcan esos cierres por el número de personas que hay (en los últimos años la población decrece), pero de momento hay una relación directa entre número de tiendas y el crecimiento de mercado, y no parece que hayamos llegado a una saturación», afirmó García.

Pero no solamente las grandes cadenas son las beneficiadas directas de este trasvase. Parte de las ventas se las llevan los supermercados regionales: los Ahorramás en Madrid o Bonpreu, Condis y Caprabo en Cataluña son «el paso intermedio» en este trasvase de clientes del mercado tradicional a la distribución moderna. «Dejas de ir al mercado habitual y antes de ir a la gran cadena, vas a estos supermercados», explica García. «En estos sitios combinan una mejor oferta en precio, con ofertas y una calidad muy buena», agrega.

Durante el año pasado, según el último informe de Kantar Worldpanel, este tipo de establecimientos sumaron una cuota de mercado del 11% hasta situarse como un ficticio segundo distribuidor.