La plataforma Castor se levantó para explotar un antiguo depósito natural de petróleo situado bajo el lecho marino a unos 21 kilómetros de la costa de Vinaròs. El objetivo era disponer de un lugar donde almacenar grandes cantidades de gas para luego poder extraerlo con rapidez en épocas de gran demanda y poca disponibilidad. De esa forma se evitarían grandes fluctuaciones en los precios.

El Castor era propiedad de la empresa Escal UGS, participada en un 66,67% por ACS, la constructora cuyo máximo accionista es el actual presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. El resto era de la empresa canadiense CLP. Además de la plataforma de inyección y extracción, el Castor incluía también una conducción submarina y una estación de procesamiento en Vinaròs.

El proyecto fue aprobado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en mayo de 2008 y las primeras operaciones comenzaron en abril del 2012. Se trataba de inyectar gas a presión, poco a poco, para desplazar el agua que en esos momentos ocupaba el depósito submarino. Al principio no hubo problemas, pero las cosas cambiaron cuando el depósito comenzó a llenarse. La operación empezó el 14 de junio del 2013 con la introducción de gas «colchón». A partir de septiembre, tras seis meses de inyección de gas, empezó una crisis sísmica que generó cerca de un millar de temblores. Los tres mayores, percibidos con claridad por los habitantes de las localidades más próximas, tuvieron una magnitud de 4 o más en las escala de Richter y sembraron la intranquilidad entre los vecinos. El 16 de septiembre del 2013, el entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, ordenó parar los trabajos.