«El cambio más importante que se produce con la venta de los activos inmobiliarios de la banca a los fondos inmobiliaria es que pasan a estar bien gestionados». Quien resume así el efecto que tiene para el sector inmobiliario la venta masiva de carteras de activos es un portavoz de uno de los fondos.

«Hemos construido plataformas de gestión eficientes que facilitan el control de los créditos, las viviendas, las oficinas o los hoteles que están en nuestra propiedad. Para los bancos resultaba demasiado costoso ocuparse al detalles de esos activos», agrega. Fuentes del sector financiero admiten que con mucha frecuencia no se ha podido -o no se ha querido- dar respuesta a fenómenos como la ocupación de sus propios pisos por el coste que tiene mantener las propiedades en buen estado, incluso cuando disponían de plataformas de gestión (los servicers, que todas las entidades financieras ya han vendido).

En las carteras que han vendido los bancos hay un porcentaje elevado de viviendas, pero está distribuido de forma desigual. Blackstone, uno de los principales inversores en España, reconoce que tan solo el 15% o el 20% de los activos que ha adquirido son pisos. El parque hotelero comprado es voluminoso si se considera que se hizo con los hoteles de Hispania y la cartera de HI Partners, unas carteras algo más grandes que las de oficinas y naves industriales, aunque también acumulan un voluminoso estoc en estas actividades terciarias. El objetivo de Blackstone, como el del resto de fondos, es agregar valor a esos activos, adquiridos a mitad de precio en su mayor parte, y venderlos en unos años. Entre tres y cinco años habrá otra ola de ventas, incluso salidas a bolsa. En esta ocasión para rentabilizar la inversión realizada en la compra y mejora de lo adquirido.

De todas formas, como parte del celo por dar más valor a esos activos, algunos inversores ha sido poco sensibles con la gestión del problema social de la vivienda generado por la crisis. «Cada vez menos. Se intentan arbitrar soluciones relacionadas con el alquiler y, sobre todo evitar en lo posible las ejecuciones hipotecarias», explican las fuentes consultadas.