Ningún incentivo que llevarse a la boca en los mercados europeos dejó una jornada anodina en la mayoría de corros continentales. Las oscilaciones se contaron por décimas en cada uno de los índices.Y en España todavía más, porque la jornada festiva era un motivo más a añadir para dejar al Ibex 35 en la misma zona de cierre del martes.La principal esperanza europea estaba depositada en lo que pudiera suceder en Wall Street, cuyos operadores estaban desde primera hora a la espera de nuevos datos de la Reserva Federal. Hasta conocerlos, las cotizaciones seguían a la baja, como anticipó Wall Street en su cierre del martes. En España, con actividad mermada por ser jornada festiva, el Ibex 35 cerró en los 8.686 puntos, con una imperceptible merma de ocho centésimas.