Para los consumidores, las rebajas es el momento ideal para encontrar productos más baratos. Pero para los trabajadores de los comercios, sobre todo en el caso de la moda, implica una época de aumento de trabajo y exigencia continua para que todo salga como debe salir.

Fátima Díaz lleva 20 años trabajando en El Corte Inglés, la mayoría de su trayectoria en el departamento de trajes de hombr edel centro de plaza de Cataluña de Barcelona. Se ha enfrentado a decenas de rebajas (dos campañas al año), y ha visto como estas han cambiado a lo largo de los años, como lo han hecho los consumidores.

ESTAR CON EL CLIENTE

“Era una empresa que siempre me había llamado la atención”, explica la empleada. Había trabajado “en el mundo de los trapos” antes, y cuando entró en El Corte Inglés comenzó en el departamento detallas grandes. “Me pasaron al departamento de señoras muy a pesar mío. No porque no me gustase, sino porque no me veía preparada. Llevaba poco tiempo y quería conocerla mejor. Además, lo mío era estar con el cliente, no la gestión”, explica.

Volvió a vender, y lleva ya “entre 15 y 18 años” con lo que denomina “sus chicos”, es decir, en el departamento de trajes para hombre. “Aquí es donde quiero estar y retirarme, si puede ser con un traje en la mano, que no me falten jamás”, explica. “Estar con el cliente es lo mío, donde me siento cómoda. Me gusta ayudarle en lo que pueda, que cuando salga de aquí piense que le han atendido bien y que va vestido estupendo, que volverá”, agrega. Los consumidores, en estos años, se han vuelto “más exigentes”, según Díaz, porque quieren ir “más prácticos, con más estilo”, sin olvidar el precio, claro.

Para Díaz, las rebajas son “uno de los momentos de más estrés del año”, no solo porque el cliente es exigente, sino porque ellos mismos deben serlo. “Son muchos días de trabajo. Queremos que todo funcione, que esté bien colocado, que encontremos las cosas, que podamos atender a todos los clientes. Somos muy exigentes porque nos gusta lo que hacemos”, agrega. Además, hay menos personal ahora que hace unos años.

Las rebajas se planifican durante semanas, en especial a la cuestión de estoc, disposición, etcétera. El día antes del inicio (en este caso, el día 5, pues el 6 es festivo), cuando cierran las puertas del centro gran parte de la plantilla trabaja hasta la madrugada cambiando “todos y cada uno de los artículos”, con los precios nuevos, para que cuando se abran las puertas el día de las rebajas todo esté listo.

SIEMPRE REBAJAS

Las rebajas son época de lleno hasta la bandera, pero durante la Navidad ya se ha notado un aumento del consumo. “En realidad, parece que los rebajas sean siempre, porque la tienda lleva muchos días llena, y pasa varias veces al año. Vas a buscar el producto a un cliente y te paran varias personas preguntando. Quieres multiplicarte, pero no puedes”, señala.

La mayor presencia de compradores tiene que ver, además de con el incremento del consumo, con la mayor actividad promocional de todo el sector, y sobre todo en los últimos años en que las rebajas han perdido fuerza legal -sin una fecha de inicio-. “Hay promociones varias veces al año, por lo que si antes se cambiaban precios dos veces por rebajas, ahora se hace más a menudo. Además, la gente ahora te pide ‘rebajas’ también cuando no toca. Son como unas rebajas crónicas”, agrega.

Para Díaz, los que siguen serán días de estrés pero felicidad. “Yo quiero acabar mi carrera laboral con ‘mis chicos’ y mis trajes. Es lo que me gusta, y solo pido que el almacén esté todos los días a primera hora lleno y a última, vacío. Pero ordenado, a ser posible”, concluye.