Siguiendo lo anunciado el miércoles por la Alianza de la que forma parte, y complementando el frenazo de Nissan (con el cierre de la planta de Barcelona incluido) del jueves, ayer fue Renault quien matizó su hoja de ruta para el futuro. Un mapa que también refleja importantes recortes en la búsqueda de una mayor fortaleza financiera para afrontar los tres próximos años.

Con el nuevo plan de evolución, la marca del rombo, además de abandonar el escenario de China, pretende rebajar en unos 2.150 millones de euros su estructura anual de costes. Para ello reducirá un 20% su nivel de producción en tres años, pasando de los nueve millones de coches a los cinco millones, lo que a su vez supondrá la supresión de unos 15.000 empleos en el mundo (un 8% de la plantilla), sin despidos, de los cuales 4.600 serán en Francia. También anunciaron que deberán someterse a una disciplina de precios.

Jean Dominique Senard, presidente de la Alianza, y Clotilde Delbos, directora general de la marca, presentaron las nuevas propuestas para conseguir una base financiera fuerte con la que encarar un futuro complicado. La reducción de costes fijos, la reestructuración de los niveles de producción y la reubicación de empleados forman parte del nuevo reto. Ambos invocaron a Luca de Meo (expresidente de Seat) quien tomará posesión del cargo de director general de la compañía el próximo 1 de julio.

Renault suspenderá los proyectos para incrementar sus capacidades de fabricación en Marruecos y Rumanía, ajustará las de Rusia y procederá a una «racionalización» de sus plantas de cajas de cambio en el mundo (entre las que podía estar la de Sevilla). Deberá reformular la estrategia de muchas fábricas, no cerrarán ninguna por ahora, pero algunas deberán ser reconvertidas. En el caso de las españolas (Valladolid y Palencia, además de la de Sevilla), no se verán afectadas por el ajuste mundial.

«CENTRO DE EXCELENCIA» / Las fábricas estrella de Renault en Francia, las de Douai y de Maubeuge conformarán un «centro de excelencia». La primera ensamblará vehículos eléctricos (la marca producirá una batería de 100 kw) y la segunda continuará con las furgonetas, asumiendo la eNV200 que hasta ahora se producía en España. Chosisy Le Roy trasladará su producción a Flins y ésta dejará de fabricar cuando el Zoe acabe su ciclo actual. Fonderie de Bretagne se someterá a revisión estratégica.

El caso de la planta de Alpine, en Dieppe, merecerá un estudio a parte en el que Luca de Meo tendrá mucho que decir. Su experiencia en la gestión y creación de proyectos especiales como fueron Abarth con Fiat y Cupra con Seat, avalan el futuro de Alpine.