El sector del automóvil está poniendo las bases para la nueva batalla de los vehículos eléctricos. Todos los fabricantes, incluso los más reacios a entrar en la nueva tecnología de los coches propulsados por baterías, han mostrado sus cartas. El grupo francés Renault asegura que luchará por mantener el liderazgo en la electromovilidad, en la que parte con unas ventas de 25.000 vehículos en el 2016 que espera doblar al finalizar este ejercicio.

La multinacional francesa trabaja en la preparación del contraataque a la ofensiva de coches eléctricos declarada por las marcas alemanas, encabezadas por Volkswagen. El grupo alemán ha declarado que su objetivo es arrebatar a Renault y a su socia Nissan el liderazgo mundial actual y plantar cara a Tesla en su intento por irrumpir en el mercado de los vehículos eléctricos como nuevo número uno.

Los vehículos eléctricos tienen un papel importante en el plan estratégico anunciado por el grupo Renault Nissan hasta el 2022, con el que prevé obtener unas sinergias anuales de 10.000 millones de euros, una facturación de 201.000 millones de euros y unas ventas de 14 millones de vehículos. La compañía lanzará 12 modelos eléctricos y 40 con distintos niveles de conducción autónoma.

Desconfianza del consumidor

"Renault no se va a quedar parada, desarrollaremos una gama completa de vehículos eléctricos para seguir siendo los líderes del mercado", ha asegurado a este diario Thierry Koskas, director comercial de la compañía, en el Salón del Automóvil de Fráncfort. "Nosotros somos líderes con el modelo Zoe, que suma un 25% de los coches eléctricos. Si sumamos los de Nissan llegamos a un 50%", indica Koskas. La oferta de Nissan se centra en el turismo Leaf, producido en el Reino Unido, y en la furgoneta eNV200, fabricada en Barcelona.

Renault y Nissan dan la bienvenida a las marcas que han anunciado ambiciosos planes para producir y vender coches eléctricos porque, "aunque aumentará la competencia, será una buena oportunidad para desarrollar el mercado", según el directivo. La marca francesa y su aliada japonesa Nissan han tenido que recorrer una travesía casi del desierto después de una apuesta precoz por la movilidad eléctrica que chocó con la desconfianza del consumidor ante una autonomía limitada de los turismos, según admite Koskas.

Pero ese hándicap se está reduciendo con rapidez, según el directivo, gracias a que el aumento de la capacidad de las baterías y la mejora de los sistemas de carga "van mucho más rápido de lo esperado".