Nada se mueve en el banco central estadounidense. Tras la conclusión de su reunión mensual en Washington, la Reserva Federal acaba de anunciar que mantiene los tipos de interés intactos, o lo que es lo mismo, entre el 0.25% y el 0.5%. El comunicado subraya el reforzamiento del mercado laboral y el auge de la actividad económica, pero también deja claro que la inflación sigue bastante por debajo del objetivo del 2%. La decisión no ha sorprendido a nadie, ya que la gran mayoría de analistas apostaban por otro aplazamiento y, lo más probable, es que no se vuelva a discutir seriamente hasta diciembre para evitar que una subida en noviembre pueda afectar a las elecciones presidenciales si los mercados enloquecen.

La decisión ha estado lejos de ser unánime, lo que refleja la creciente división en el organismo y la ansiedad de algunos de sus miembros, que temen que la política de dinero barato, que empezó implementarse meses antes de la crisis del 2008, impulse la creación de burbujas especulativas. Tres de los miembros del Comité de Mercado Abierto de la FED votaron en contra de la decisión. Otros siete, a favor. “El Comité opina que el argumento para una subida del interés de los fondos federales se ha reforzado pero, por el momento, decide esperar a expensas de nuevas señales de progreso para que se cumplan sus objetivos”, dice el comunicado.