La Reserva Federal de Estados Unidos volvió ayer a abaratar el precio del dinero por tercera vez en lo que va de año, una decisión que pretende revertir -o cuando menos, moderar- la desaceleración de la economía estadounidense.

El nuevo recorte de los tipos de interés, de un cuarto de punto, hace que queden en una horquilla entre el 1,5% y el 1,75%, llegó horas después de que el Departamento de Comercio confirmara la ralentización de la primera potencia económica, incapaz de inmunizarse a las dudas provocadas por la guerra comercial y el debilitamiento generalizado de la actividad global. En el tercer trimestre, el PIB de EEUU creció un 1,9%, una décima menos que en el segundo trimestre y lejos del 3,1% del primero, una tendencia inequívoca que cuestiona las previsiones de la Casa Blanca para crecer este año por encima del 3%.

Pese a las constantes y furibundas críticas de Donald Trump contra el presidente de la Fed, al que acusa de frenar el potencial de la economía estadounidense con su supuesta timidez en el manejo de los tipos, Jerome Powell lleva desde julio embarcado en un renovado programa de estímulo monetario.

Powell comparó su política con la contratación de un seguro para garantizar que la expansión continúa ante los nubarrones que se ciernen sobre el contexto internacional. Las tres bajadas de este año han sido de un cuarto de punto y el interés de los inversores pasa ahora por saber cuál será el próximo movimiento del banco central.

Del comunicado de ayer se desprende que la Fed pretende por el momento poner pausa a los recortes. Del texto ha desaparecido la frase en la que se comprometía a «actuar apropiadamente» para sustentar la expansión, la muletilla críptica que sirve para anticipar nuevas bajadas inminentes. Powell reforzó después esa interpretación al decir que «la postura actual debería ser apropiada» para mantener la expansión.