El año convulso de Ryanair parece que no cesa. Después de las huelgas de trabajadores en muchos países europeos, y aunque finalmente la aerolínea low cost llegó a acuerdos con todos ellos, sus resultados se han visto alterados con unas pérdidas de 20 millones de euros en el tercer trimestre fiscal que finalizó en diciembre de 2018. El motivo de esta caída en los beneficios lo atribuye al descenso del 6% en las tarifas durante la temporada de invierno que tuvieron un precio medio de 30 euros. No obstante, el tráfico aéreo aumentó un 8% hasta alcanzar los 33 millones de pasajeros y los ingresos se elevaron hasta los 1.530 millones de euros (un 9% más). El alza de los ingresos se debe al impulso de los ingresos complementarios, los que surgen del cobro de la maleta o de la elección de asientos, que aumentaron un 26%, hasta los 557 millones de euros, y compensaron el ascenso de los precios del combustible (6% más), del personal (aumentos del 20% en el salario de los pilotos) y de los costes por la cancelación y retraso de vuelos.