Una parte importante de un salón del automóvil es la de las marcas de lujo y los supercoches que dejan a los visitantes con la boca abierta. Hasta ahora, esa dosis de glamur estaba asegurada en los Big Three, los tres grandes salones de referencia en Europa: Ginebra, Frankfurt y París.

Hasta ahora. París ha sido la primera víctima de los nuevos vientos que soplan en contra de los salones del automóvil convencionales. En la lista de ausencias sonadas en el Salón de París destacan las marcas Lamborghini, Rolls Royce, Bentley, las generalistas Ford y Mazda, la eléctrica de moda Tesla y las creaciones de carroceros que elevan coches de serie a supercoches únicos. El único Lamborghini se pudo ver en la presentación previa del GrupoVolkswagen.

NUEVOS CANALES Y FORMATOS

La razón de esas ausencias no es la falta de público, puesto que por la muestra de París pasarán alrededor de 1,25 millones de visitantes. El problema es que las marcas están redirigiendo sus inversiones en marketing hacia nuevos formatos y canales con los que llegar a sus clientes potenciales. Y si el Salón de París sufre, ¿qué ocurrirá con el de Barcelona en mayo del 2017?

En las últimas ediciones del Salón de Barcelona, el equipo directivo encabezado por Enrique Lacalle y Ricard Zapatero han hecho equilibrios en la cuerda floja y han logrado salvar una muestra centenaria. A la vista de lo ocurrido en París, la pregunta es si Barcelona volverá a conseguir otro milagro con el que evitar el fiasco del Salón de Madrid.