El Banco Santander estudia ampliar capital en más de 5.000 millones de euros para recapitalizar y elevar las coberturas frente a pérdidas inmobiliarias del Popular en caso de comprar la entidad, que atraviesa por una seria crisis. Así lo ha asegurado la agencia ‘Bloomberg’, que apunta que el grupo presidido por Ana Botín ha mantenido ya contactos preliminares para sondear el interés del mercado, si bien precisa que la decisión sobre presentar una oferta en firme por el banco presidido por Emilio Saracho todavía no está tomada. Fuentes de la entidad de origen cántabro declinaron confirmar que esté analizando la ampliación.

El Popular amplió recientemente del 10 al 30 de junio el plazo para que Santander y Bankia, que estudian sus números, decidan si presentan una oferta de compra en firme. Fuentes del mercado ven complicado que la entidad nacionalizada pueda hacerse con el Popular por el tamaño de la operación y por las pegas que podría poner laComisión Europea. El BBVA ha estado interesado tradicionalmente por la entidad, pero en esta ocasión ha preferido mantenerse a la expectativa, mientras que CaixaBank y el Sabadell se han desmarcado del proceso.

La opción del Santander es una incógnita, ya que lleva años asegurando que no está interesada en hacer compras en España. De hecho, es el único gran banco español que no ha realizado ninguna adquisición de competidores durante la crisis. El hecho de que esté estudiando ampliar capital, sin embargo, parece indicar que en esta ocasión está analizando la posibilidad de hacerse con el Popular con mayor interés.

NUEVA MACROAMPLIACIÓN

La última macroampliación del Santander tuvo lugar en el 2015. Al poco de alcanzar la presidencia, Botín lanzó una operación para captar 7.500 millones en el mercado y recortó el dividendo un 66%, dos medidas a las que se había resistido su padre y antecesor, para reforzar la solvencia del banco, que estaba por debajo de la media de entidades comparables. La entidad cerró el año pasado con una solvencia del 10,66% y tiene el objetivo de llegar al 11% en el 2018, con lo que necesitaría una nueva ampliación para lograr sus objetivos si se queda con el Popular.

El margen del Banco Popular para buscar una salida a la grave crisis que atraviesa se va estrechando cada día. Las accionesde la entidad bajaron ayer otro 6,21% en su octava caída consecutiva, una espiral bajista que le ha llevado a perder más de la mitad de su valor en una semana (el 53%, hasta los 1.330 millones). Desde su ampliación de capital de 2.505 millones del año pasado, su capitalización bursátil ha bajado el 86,5%. Y por si fuera poco, las agencias Moody’s y DBRS rebajaron ayer de nuevo la calificación de su deuda, hundiéndola aún más en la categoría de bono basura.

BARATO PERO PELIGROSO

La caída en bolsa hace que el banco esté barato, pero la falta de información fiable sobre su indigestión de ladrillos (36.000 millones de euros en activos) y sus provisiones para afrontar pérdidas complican la operación. La entidad afirmó en abril que la cuantificación de su problema inmobiliario y su déficit de provisiones se desvelaría "en pocas semanas", para luego retrasarla "hacia el verano". El diario británico 'Financial Times' apuntaba ayer que su baja valoración puede "no ser suficiente para atraer a los inversores". Según sus cálculos, la entidad necesitaría unos 4.000 millones extras para alcanzar el nivel de cobertura contra pérdidas del Santander.

Así las cosas, su venta o la intervención sin ayudas aparecen como las únicas soluciones, una vez descartada por el Gobierno la posibilidad de inyectarle recursos públicos. La alternativa que estudiaba el presidente del banco de ampliar capital para captar recursos de inversores privados cada vez es más improbable por la creciente desconfianza de los inversores hacia la entidad. En los últimos días, el fondo Blackrock ha reducido su participación en el capital y Credit Mutuel ha salido del consejo entre rumores de que también está vendiendo sus acciones.