El consejo de administración del Popular ha puesto fecha este miércoles a la sustitución de Ángel Ron por Emilio Saracho en la presidencia de la entidad. El máximo órgano de gobierno del banco propondrá el nombramiento a una junta general extraordinaria de accionistas que tendrá lugar el próximo mes de febrero, según ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En una nota a los medios de comunicación, el banco ha querido destacar que la propuesta ha sido aprobada por "unanimidad", por un "consenso absoluto" y en un "clima de entendimiento total", en el que el consejo ha mostrado su "firme convencimiento" de que el proceso de transición afianza la "estabilidad del banco". Saracho, exdirectivo del Santander y Goldman Sachs, es actualmente uno de los tres vicepresidentes mundiales del banco de inversión JP Morgan.

Con este mensaje, la entidad ha tratado de acallar los rumores de que los partidarios de Ron en el consejo estaban preparando un contragolpe, después de que el bando crítico, liderado por el inversor mexicano Antonio del Valle (4,25% del capital) con el apoyo de la coordinadora de los consejeros independientes, Reyes Calderón, que logró convencer a Credit Mutuel (3,95%) y Allianz (3,05%),forzase hace unos días el cese del Ron. Incluso se especulaba con que los defensores del actual presidente dentro de la Sindicatura de Accionistas (ligada al Opus Dei y con más de un 9% del capital) estaban buscando a otro ejecutivo para presidir la entidad en lugar de Saracho.

ERRORES

El Banco Popular no ha logrado digerir varios de los errores en los que incurrió en los últimos años. El primero fue lanzarse a la inversión en el sector del ladrillo en el momento más alto del ciclo, pagando precios elevados y asumiendo grandes riesgos. Además, el equipo gestor capitaneado por Ron decidió integrar el banco Pastor sin ayudas y descartó traspasar activos inmobiliarios tóxicos al banco malo Sareb para evitar quedar señalado en el grupo de instituciones que han precisado apoyo público.

Ello le obligó a lanzar una ampliación de capital en el 2012 por unos 2.500 millones y otra de igual tamaño a comienzos de este año para poder ampliar su bajo nivel de provisiones frente a pérdidas. También anunció un fuerte plan de ajuste de oficinas y empleados y proyectó la creación de un banco malo interno (que todavía negocia con las autoridades). Sobre todo, sustituyó a Francisco Gómez por Pedro Larena, exdirectivo de Deutsche Bank, como consejero delegado para tratar de calmar a los accionistas que pedían un cambio en la dirección.

Bajo la presidencia de Ron, el Popular siempre ha rechazado la posibilidad de participar en una operación corporativa en la que no llevara el timón. Los rumores de fusión con el Sabadell y con CaixaBank han sido constantes, aunque Ron siempre fue tajante respecto a que solo aceptaría operaciones que pudiera liderar. Este fue un punto de desencuentro con los inversores mexicanos. El perfil del futuro presidente, según interpreta el mercado, allanará el camino en este sentido.