La agencia de calificación de deuda Standard & Poor’s (S&P) ha decidido este viernes mejorar ligeramente la nota de solvencia de la deuda pública española desde ‘A’ con perspectiva negativa a ‘A’ con perspectiva estable. DBRS, por su parte, también mantiene el rating de España en ‘A’ y mejora su perspectiva de estable a positiva. La relativa mejora de ambas calificaciones se produce a pesar del contexto de desaceleración de la economía y de la prolongación el periodo de incertidumbre política.

Las agencias de ráting analizan la solvencia económica de empresas, bancos y administraciones públicas y su capacidad para devolver las deudas. En función de estos análisis las agencias otorgan notas que van desde el bono basura (letra C) cuanto existe un elevado riesgo de impago, hasta la triple A, si la solvencia es absoluta.

La nota ‘A’ que sigue atribuyento S&P a la deuda española describe una «fuerte» capacidad para hacer frente a los compromisos de pago de la deuda pero más susceptible a los cambios adversos de circunstancias o de condiciones económicas que con otras calificaciones más elevadas, como sería la ‘doble A’.

En su informe anterior, del mes de marzo del 2019, la firma norteamericana S&P ya dejó en suspenso una posible revisión al alza de su calificación. Entonces, los síntomas de ralentización económica y la incertidumbre ante las elecciones generales convocadas para el 28 de abril aconsejaron a la agencia mantener el ráting en A- dejando la puerta abierta a una mejora en septiembre en espera, también, de un alivio en las tensiones en Cataluña.

ATRACTiVA DEUDA ESPAÑOLA / De un modo u otro, lo que está fuera de toda duda es el apetito de los inversores por la deuda pública española. El tipo de interés que debe pagar el Tesoro para colocar su deuda pública sigue marcando cada mes un nuevo mínimo histórico. El Tesoro español se puede permitir ahora remunerar con apenas el 0,2% de interés los nuevos bonos emitidos a 10 años y desde el Gobierno no se descarta incurrir próximamente en tipos negativos.

Es decir, que puede no estar muy lejos el día en el que el Tesoro español cobre a los inversores que compren bonos españoles a 10 años, en lugar de tener que pagar por ello. Lo que ya ocurre desde hace años con las letras a corto plazo (de 3 a 12 meses) y lo que ha empezado a suceder con los bonos a 3 y 5 años puede extenderse también a los títulos a más largo plazo.

EL PRÓXIMO INFORME / La británica Fitch, por su parte, decidió este mes de junio mantener la nota de España en ‘A-‘ con perspectiva estable y descartar un recorte ya que apreciaba la posibilidad de una política económica continuista en un hipotético nuevo Gobierno del PSOE que, finalmente, no ha sido posible.

Moody’s prevé publicar su nuevo informe de calificación de la deuda pública española el 15 de noviembre (cinco días después de una hipotética convocatoria electoral, si no se logra un acuerdo de Gobierno). Moody’s se mantiene como la más pesimista de las grandes agencias de calificación. En febrero pasado mantuvo su ráting de ‘Baa1’ para la deuda pública española tras descartar entonces una aceleración del crecimiento económico o del saneamiento de la cuentas públicas y no apreciar una resolución de la incertidumbre política, particularmente en el caso de las tensiones con Cataluña. Después, no ha descartado incluso acometer una posible rebaja del ráting de España en su revisión de noviembre en función de una posible reversión de las reformas laboral y de pensiones

DBRS es la cuarta agencia de calificación de riesgo crediticio más grande del mundo y es una de las cuatro que toma en consideración el Banco Central Europeo (BCE). También es la única que mantiene un contrato con el Gobierno español para la emisión de sus informes (las otras agencias lo emiten de manera autónoma). En su informe de marzo decidió mantener el rating de España en ‘A’ con perspectiva estable.

HISTORIA RECIENTE / Recientemente, la agencia japonesa R&I elevó un escalón su calificación sobre la deuda española, pasando de ‘A-’ a ‘A’, por el «sólido» crecimiento de la economía española y las mejoras de la posición fiscal, del sector exterior y del sistema financiero.

España perdió la la matrícula de honor de la deuda pública que supone la ‘triple A’ en enero del 2009 y tocó suelo en octubre del 2012. Durante la crisis europea de la deuda, S&P llegó a rebajar la calificación de la deuda pública española hasta la nota de ‘BBB-’, un escalón por encima del grado de especulación o ‘bono basura’.

Desde entonces empezó a subir lentamente algunos escalones y por primera vez en enero del 2018 una de las tres grandes agencias -la británica Fitch- devolvió la deuda española al terreno de la letra (A-).